Los resultados de los nueve primeros meses de 2020 de ACS han sido inferiores en un 37,9% a los del mismo periodo de 2019. Así, en la tarde del día 28 de octubre el grupo constructor ha publicado un beneficio neto consolidado total de 477 millones de euros, frente a los 769 millones de euros de 2019 a igual fecha.

La crisis del Covid-19 y el gran confinamiento no parecen haber afectado a ACS tanto a sus ingresos como sí vemos que lo han hecho a sus beneficios: al fin y al cabo los ingresos se han reducido en un 5,5%, hasta los 27.204 millones de euros, en igual análisis comparativo. Pero ya se sabe que una reducción en los ingresos se amplía fuertemente cuando llegamos a la última línea de la cuenta de pérdidas y ganancias.

Una cuenta de resultados muy aburrida, propia evidentemente de un negocio muy consolidado y que traslada la reducción de los ingresos al resultado bruto de explotación (EBITDA), que se reduce en un 17,1% a cierre del tercer trimestre de 2020, en comparación con el cierre de hace un año, y hasta los 1.994 millones de euros.

Esta menor capacidad de generar liquidez del negocio es significativa y de hecho, el grupo con la capacidad actual de generar recursos, medida a través del indicador EBITDA, no puede soportar su nivel de endeudamiento que ha aumentado sobremanera en este pasado tercer trimestre de 2020 respecto al mismo trimestre de 2019, en aproximadamente un 179%. El grupo mantiene a 30 de septiembre de 2020 una posición de deuda neta de 3.448 millones de euros, es decir una ratio 1,3 sobre EBITDA. Mala pinta, un evidente incremento del riesgo de insolvencia de ACS.

Pasemos ahora a analizar de manera muy breve el balance del grupo. El balance de ACS está muy estable. El pasivo del grupo ha aumentado únicamente en un 2,8%. Si bien, hemos visto en ACS el comportamiento de otras muchas compañías o grupos empresariales durante el último trimestre de ampliación del pasivo no corriente y atesoramiento de liquidez para afrontar la crisis del Covid-19. Ello puede verse de manera clara en el incremento de un 39,6% de las deudas a largo plazo que mantiene ACS con entidades de crédito a cierre de septiembre de 2020 respecto al mismo período del año anterior. Bueno, al menos la cifra de pasivo corriente ha disminuido en iguales términos comparativos, como diría aquel, ya llegará el futuro para saber si nos echamos a llorar o a reír.

En cualquier caso, ACS ha demostrado históricamente tras la llegada del famoso presidente del Real Madrid que es capaz de sacar beneficio de la nada, esperemos que esto vuelva a ocurrir de nuevo por el bien de sus empleados primero, y por el bien de sus accionistas después, que para eso estos últimos han arriesgado apostando en bolsa. ACS muestra la típica y tópica cuenta de resultados de un grupo financiero consolidado que pide dinero a largo plazo para no caer en el corto plazo, fin de la historia.