Miguel Ángel Revilla: consejos vendo, que para mí no tengo. Es decir, el presidente cántabro pone todo tipo de restricciones a la hostelería, y por ende a que los cántabros puedan ir a bares y restaurantes, pero resulta que dichas limitaciones son para todos los cántabros, menos para él.

 

Al parecer, según Revilla, todo esto tiene una explicación: lo más importante, el presidente cántabro, comió en un restaurante abierto y ventilado. ¡Ea! ahí queda eso.

Y de postre, un puro -que estaba en su mesa- y que según el propio Revilla, no era suyo, debía de ser de un amigo.