Sara Aagesen insiste en el error… y en la descortesía. Y es que sigue sin recibir a asociaciones del sector nuclear, como Foro Nuclear o la Plataforma ‘Sí a Almaraz, Sí al Futuro’, pero sí tiene mucha más disposición para reunirse con el Grupo Asesor del Hidrógeno Renovable, como hará esta misma tarde en la sede de su Ministerio. Dicho grupo es una iniciativa del propio Departamento de Aagesen y entre sus miembros, se encuentra la patronal gasista Sedigas o empresas como Tecniberia.
El pasado 25 de noviembre relevó a Teresa Ribera como vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, pero aún no ha tenido ni siquiera una reunión de cortesía con Foro Nuclear, con el que tampoco se reunión su antecesora. Además, a finales de mayo, rechazó reunirse con la plataforma que defiende la central nuclear de Almaraz, por tercera vez, y tampoco ha respondido a la carta que le remitieron. Recuerden que Ribera, ahora bien acomodada como comisaria europea, no se reunió ni una sola vez con el Foro Nuclear formando parte del Gobierno Sánchez... mientras persistía en cerrar los reactores españoles... y ahora desde Bruselas ya no va contra la energía nuclear.
Sin embargo, no ocurre lo mismo con asociaciones relacionadas con el hidrógeno verde, a pesar de que este se encuentra en pleno reflujo en España… antes incluso de despegar. Así lo refleja el hecho de que Repsol haya cancelado la planta que iba a levantar con RIC Energy en Puertollano. Otra muestra llega desde Acciona, donde su presidente ejecutivo, José Manuel Entrecanales Domecq, afirmó que “los números salen difícilmente en competitividad y hacen falta regulaciones específicas para que sea competitivo” y presumiera de grandes proyectos en los que están avanzando fuera de nuestro país (en Brasil, Marruecos, Argentina y Chile, concretamente”.
Por su parte, Moeve (antes Cepsa) sigue apostando por el hidrógeno verde: su proyecto del Valle Andaluz del Hidrógeno Verde, que cuenta con ayudas públicas, ya tiene todos los permisos y se colocará su primera piedra este año. En un primer momento, busca usar el hidrógeno verde para consumo propio en su planta de biocombustibles, en especial para fabricar los combustibles sintéticos, y también en producir combustibles sostenibles de aviación (SAF) con hidrógeno (los denominados e-SAF) y no sólo con residuos. Claro que también apuesta por su transporte, pero no como quieren hacer Enagás y el Gobierno Sánchez con el hidroducto H2Med, sino añadiendo nitrógeno al hidrógeno renovable para convertirlo en amoníaco verde y transportarlo en barco, cuyo transporte es mucho más barato que el del gas natural licuado (GNL).
Recuerden que el reflujo que se está viendo en el hidrógeno renovable contrasta con la apuesta decidida que mantienen tanto Enagás como el Gobierno Sánchez por su transporte… y que hace temer que pueda ocurrir algo similar a lo que pasó en su día con la energía termosolar que tanto impulsó Abengoa y el propio José Luis Rodríguez Zapatero. Como bien saben, Enagás, bajo las riendas de Arturo Gonzalo, insiste en la ruina del transporte del hidrógeno verde (sobre todo a través del hidroducto H2Med), pese a las dudas de varios accionistas, como se vio en su última Junta. Y lo más curioso es que sigue apostando por dicho negocio, pero aún no ha puesto ni un euro, sino que prefiere echar mano de fondos europeos.