Un año más, ¡toca preparar los bolsillos! Alimentos, vivienda, telecos, cargos y peajes eléctricos, sellos y paquetes de Correos, peajes de carretera… costarán más dinero en 2026. Eso sí, parece que la factura de electricidad y gas serán menores y en el transporte el Gobierno ha anunciado un bono de 60 euros y la Comunidad de Madrid mantendrá las bonificaciones actuales. Sin embargo, serán muchos más los productos y servicios que se encarecerán.

Queda poco para la entrada de un nuevo año y, tristemente, como viene siendo tradición, vendrá con mayores precios bajo el brazo… y también mayores impuestos, entre otras cosas, para pagar las subidas de las pensiones de un insostenible Sistema de la Seguridad Social y también el aumento de los sueldos de los funcionarios.

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Vamos por partes, empezando por algo fundamental: los alimentos. Este martes se ha conocido el dato avanzado del Índice de Precios de Consumo (IPC) correspondiente a diciembre y no ha dado buenas noticias: cierra el año disparado en el 2,9% en tasa anual. Esto no es nada bueno, pese a que el ministro de Economía, Comercio y Empresa, Carlos Cuerpo, afirma que “las familias siguen recuperando poder adquisitivo”. Mentira, o cambio de opinión, como prefieren decir los miembros del Gobierno Sánchez. Entre julio de 2018 (cuando Pedro Sánchez se convirtió en presidente del Gobierno) y el pasado octubre, la inflación acumulaba una subida del 23,5%, según cálculos del propio Instituto Nacional de Estadístico (INE). Además, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) apuntó que en los últimos cuatro años, los alimentos se han encarecido un 36%.

Hablando de alimentos, el pasado noviembre (cuando el IPC en tasa anual fue del 3%), el grupo de alimentos y bebidas no alcohólicas aumentó su inflación en tasa anual al 2,8%, debido al alza de los precios de los precios de los aceites y grasas, la leche, el queso y los huevos. La tasa mensual del citado grupo se situó en el 0,3%, superando la evolución del índice general (0,2%), por el encarecimiento de la leche, el queso, los huevos (sobre todo, por la gripe aviar) y la carne (los mayores costes de producción, menos oferta, más demanda… y algunas enfermedades del ganado y hasta la peste porcina). De hecho, los huevos se dispararon un 30% hasta el pasado noviembre, según el INE, seguidos de la carne de vacuno (+20%) y la fruta (+9,5%).

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Todo esto, así como los aranceles, demuestra que la cesta de la compra ahora cuesta más, y si se tiene en cuenta que se pagan más impuestos, parece que el poder adquisitivo no se ha recuperado, como dice el ministro Cuerpo. Es más, debería recordar que la renta per cápita de los españoles es la que menos crece de la UE, entre los años 2004 y 2024. Y en este contexto, han llegado las fiestas navideñas…

La Asociación Española de Consumidores estimó que el gasto medio por persona -entre lotería, regalos, juguetes, ocio y alimentación- será de 1.300 euros, siendo la Navidad más cara de la historia. Sólo teniendo en cuenta el menú (mariscos, embutidos, quesos, carnes, pescados, bebidas y dulces), la subida de precios ha sido del 21%, según un análisis de la Asociación de Usuarios Financieros (Asufin) al que accedió El Mundo. Y si la cena de Nochebuena y la comida del día de Navidad fueron las más caras, la cena de Nochevieja y la comida de Año Nuevo lo serán también. Además, los alimentos típicos de estas fechas se han encarecido, por ejemplo, el turrón, por las fuertes subidas de precios del cacao, la almendra y el huevo. Y no hay que olvidar las tradicionales uvas que se comen con las 12 campanadas para cambiar de año: la bandeja de uvas blancas sin pepitas de 500 gramos se había encarecido casi un 40% según Facua-Consumidores en Acción hace una semana… y ahora ya se apunta a subidas de precio de casi un 60%. Y aún quedan unos días para que lleguen los roscones de Reyes... que serán un 7% más caros, según Facua, y en esto han contribuido los encarecimientos de almendras y huevos. 

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La vivienda es otra de las cosas que continuará costando más en 2026, por lo que será un fracaso aún mayor del Sanchismo, como muy bien nos viene dando cuenta Rocío Orizaola en Hispanidad. De hecho, no sólo aumentarán los precios de alquiler, sino también de compra... y en parte será por el problema de la falta de oferta. Y con el menor crecimiento de la renta per cápita, son cada vez más los ciudadanos que no pueden afrontar la compra de una vivienda o el alquiler de una, e incluso les cuesta pagar el alquiler de una habitación. 

Las telecos también adelgazarán nuestros bolsillos. De hecho, dos días después después de la festividad de Reyes Magos, Vodafone subirá cada tarifa una media de 2,5 euros (media del 3,9%), que se traducirá en incrementos de entre 1 y 5 euros en función la tarifa que se tenga. Le seguirá Orange, que aumentará sus precios entre 1 y 6 euros (una media del 3,8%) a partir del 12 de enero. Y un día después, Movistar (o sea, Telefónica) incrementará sus precios entre 1 y 4 euros (dependiendo del paquete), lo que supondrá una media del 4%. 

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Los cargos y peajes que se abonan en la factura eléctrica serán mayores. Los primeros subirán algo más de un 10% y los segundos (fijados por la CNMC) se incrementarán un 0,5%. Sin embargo, a pesar de todo ello, el Gobierno Sánchez prevé que las facturas finales de los consumidores eléctricos bajarán entre un 4% y un 10%, según las estimaciones del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico atendiendo a los cambios previstos en los costes regulados del sistema eléctrico y al precio futuro de la energía. 

También pagaremos más por sellos y paquetes de Correos. Enviar una carta ordinaria nacional (algo que cada vez se hace menos por el elevado uso del correo electrónico) de menos de 20 gramos costará 0,96 euros, siete céntimos más que este año y más que duplicando el que tenía en 2015 (0,42 euros). En el caso de que sea una carta certificada, el precio será un 8,51% más caro, llegando a 5,74 euros. Si este tipo de cartas se mandan fuera de España, al resto de Europa, los precios serán de 2 euros (+8,11%) y 7,15 euros (+5,15%), respectivamente. Además, los paquetes, donde Correos hace años que perdió un gran negocio del que están sacando mucho provecho las empresas de mensajería y Amazon, se encarecerán entre un 5,49% y un 5,5%, en función de su peso, y mucho más si se mandan fuera de España. 

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Y los peajes de carreteras se volverán a encarecer: su alza rondará el 4%. De hecho, fuentes del sector señalaron a Las Provincias que el índice de referencia subirá un 2,61% y a eso hay que sumar la variación del tráfico real/previsto que aplican las concesionarias y el incremento que aplicará el Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible que lidera Óscar Puente para compensar la congelación de tarifas de 2023 y que los dos últimos años ha sido de un 1% adicional.

Eso sí, parece que la factura de electricidad (como ya se ha comentado) y de gas serán menores. La tarifa de último recurso (TUR) de gas natural individual sin impuestos bajará un 8,7% de media con relación al precio establecido el pasado 1 de octubre, gracias al menor coste de la materia prima y pese a incorporar el gas estacional de la fórmula de revisión; y la TUR vecinal se abaratará entre un 5,7% y un 8,7%, según el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico que dirige la vicepresidenta tercera, Sara Aagesen

En el caso del transporte, Sánchez ha prometido un nuevo abono único de 60 euros para trenes de Renfe de Cercanías y Media Distancia, y autobuses de largo recorrido. Sin embargo, seguirán vigentes los abonos actuales y la Comunidad de Madrid ya ha anunciado que mantendrá sus bonificaciones actuales. 

Por ahora, no sé sabe si subirán los billetes de avión, aunque es muy probable que así suceda por la subida de las tarifas aeroportuarias que pagan las aerolíneas a AENA, que será del 6,44% a partir del próximo 1 de marzo, como ha aprobado la CNMC. A las aerolíneas no les ha gustado nada, aunque sólo les supondrá tener que pagar 0,67 euros más por pasajero, pasando de 10,35 euros a 11,02 euros. También hay dudas sobre los carburantes, pues la Agencia Internacional de la Energía (AIE) prevé que el barril de Brent -de referencia en Europa- se sitúe en 55 dólares en 2026, frente a los 62 euros en los que cotiza actualmente. Claro que a menudo se notan más rápidamente las subidas del precio del petróleo a la hora de repostar gasolina o diésel que cuando la materia prima baja... y aún habrá que ver si el Gobierno Sánchez consigue o no (como le sucedió hace meses) equiparar el impuesto al diésel con el de la gasolina. 

Claro que no sólo subirán los precios de productos y servicios... sinoo que también pagaremos mayores impuestos, entre otras cosas, para pagar las subidas de las pensiones y de los sueldos de los funcionarios. Recuerden que las pensiones contributivas y de clases pasivas subirán un 2,7%; las mínimas lo harán más de un 7%; y las pensiones no contributivas y el Ingreso Mínimo Vital (IMV) -el cual es más bien un alimenta vagos- serán un 11,4% mayores. Por su parte, el sueldo de los funcionarios se elevará un 2%. 

Aún está en duda qué pasará con el salario mínimo. Por ahora, se sabe que empezará el nuevo año en 1.184 euros al mes por catorce pagas, pero la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, quiere lograr un nuevo acuerdo con los sindicatos CCOO y UGT para incrementarlo... y cuando lo consiga, tendrá efecto retroactivo desde el 1 de enero. Una vez más, no parece que vaya a tener apoyo de la patronal CEOE. Pero ojo, no olviden que el aumento del SMI conlleva el alza de su cotización... 

El Ministerio de la Seguridad Sociedad aplicará desde el 1 de enero una cotización extra, la denominada cuota de solidaridad, a los salarios que superen la base máxima de 5.101,2 euros mensuales (o bien, 61.214,4 euros al año), la cual será un 3,9% superior que la de 2025. Y por ahora, las cotizaciones de los autónomos estarán congeladas en cuotas desde los 200 a los 590 euros mensuales, dependiendo de sus rendimientos netos. Pero no se puede obviar que dichas cuotas han subido notablemente en los últimos tiempos y que el Gobierno quiere un acuerdo con las organizaciones de autónomos y los agentes sociales para que los autónomos coticen en función de sus ingresos reales.