En repetidas ocasiones decíamos en Hispanidad que había síntomas de crisis en el automóvil, la cual había empezado por culpa del coche eléctrico (por su caro precio, baja demanda, altos costes de producción, fuerte competencia de las marcas chinas...) pero se había extendido al resto del sector, y parece que acertamos, porque las cosas se precipitan y ya se puede considerar que ha estallado y se puede hablar abiertamente del inicio de la citada crisis. Y es que Renault ha rebajado sus previsiones anuales... y se ha hundido en bolsa un 18%. Eso sí, no ha provocado un gran arrastre bursátil entre sus colegas: Volkswagen (-1,7%), Mercedes-Benz (-1,9%), Stellantis (-3,7%), Nissan (-1,3%), Toyota (-0,89%), Hyundai (-1,66%), BYD (+0,21%)... 

El fabricante automovilístico francés ha decidido rebajar sus previsiones anuales, tras avanzar unas cifras preliminares del primer semestre que no suenan bien. Es cierto que no es el primer grupo de su sector que lo hace, pues el estadounidense Ford ya avanzó el pasado febrero que tenía menores pronósticos de ganancias para este año y avisaba de “vientos en contra relacionados con el mercado”, pero claro, esto lo hizo hace meses, y desde entonces, al hilo de estimaciones, sólo había salido Volkswagen diciendo que mantenía las suyas. Por tanto, el anuncio de Renault es para tomarlo en serio... y así ha sido recibido por el mercado, y por ende, por los inversores. Y los motivos que ha aludido para tal decisión son: “el deterioro de la dinámica del mercado automovilístico, con una mayor presión comercial por parte de sus competidores y la previsión de una continuación de la caída del mercado minorista”, como señala en un comunicado. En concreto, prevé un margen operativo anual de en torno al 6,5%, frente al superior o igual al 7% estimado anteriormente; y un flujo de caja libre de 1.000-1.500 millones de euros, lejos de los 2.000 millones pronosticados en un principio. 

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Decíamos que las cifras preliminares semestrales del grupo francés no suenan bien, y tampoco hay que perder de vista que es dueño del 36% de Nissan, el cual tuvo pérdidas milmillonarias en su último año fiscal y hasta anunció 20.000 despidos. Por ahora, no se sabe si el grupo japonés ha influido o no en los números del galo, como se vio en 20240... y habrá que esperar a conocer los números semestrales definitivos -incluido el dato de beneficio neto- el próximo 31 de julio para ver si hay más detalle. Por el momento, sólo se ha difundido que el margen operativo del grupo Renault se ha situado en el 6% de la cifra de negocios, frente al 7,6% que registró en el conjunto del año 2024, a pesar del ascenso en los ingresos en un 2,5%, alcanzando los 27.600 millones. El flujo de caja libre se ha situado en 47 millones, al incluir una variación del capital circulante negativa de unos 900 millones; y el fondo de maniobra ha sido significativamente negativo. Unos números que se deben, en especial, al menor rendimiento de junio por volúmenes ligeramente menores a los esperados, la mayor presión comercial ante la continúa caída del mercado minorista y el bajo rendimiento de la actividad de los vehículos comerciales ligeros.

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Claro que el grupo Renault también ha explicado que las necesidades de fondo de maniobra se deben a un nivel de producción a finales de 2024 superior al del cierre del primer semestre de este año, así como a un aumento del stock de vehículos respecto al cierre de 2024, que se ha situado en 530.000 unidades,... eso sí, suponen 30.000 menos que al final del primer trimestre.

Los números avanzados y la rebaja de previsiones no suponen nada nuevo en Renault, y por si esto no fuera suficiente, encima tiene que afrontar un cambio de CEO. El italiano Luca de Meo parece que veía venir el estallido de la crisis y ‘ha huído’ hasta de sector, cambiando el volante de Renault por las riendas del conglomerado francés de lujo Kering (dueño de Gucci, Balenciaga, Saint Laurent y Bottega Veneta, entre otras firmas). De hecho, su aventura en Renault ha terminado oficialmente el 15 de julio, tras un viaje de cinco años, donde ya se busca sustituto, pero hasta que llegue el nuevo se ha nombrado al director financiero, Duncan Minto, como director general interino. Eso sí, por el momento, se mantiene la estrategia que puso en marcha De Meo (la llamada ‘Renaulution’), la cual priorizaba la creación de valor antes que los volúmenes, y se refuerza el plan de reducir costes a corto plazo (sobre todo, entre los gastos generales y administrativos, y los costes de producción e I+D), pero se darán más detalles el próximo día 31.

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Y por cierto, otra muestra del estallido de la crisis del automóvil se puede ver en Stellantis (el grupo surgido de la fusión del francés PSA y el italo-estadounidense Fiat Chrysler Automobiles en enero de 2021). Y es que interrumpe el programa de desarrollo de tecnología de celdas de combustible de hidrógeno. Parece que no es el momento ni del vehículo eléctrico ni mucho menos del de hidrógeno.