Las penas por ignorancia no necesitan ser juzgadas: llevan en sí mismas la penitencia. Pero el problema de Manuela Carmena (en la imagen) no es de ignorancia (que también) ni de demencia: es de mala leche. Hacienda y Cristóbal Montoro -por una vez y sin que sirva de precedente- tienen toda la razón. De hecho, el equipo de Carmena ha reducido la deuda elevada que le dejó Ana Botella, que heredó una deuda más elevada aún de Gallardón. No hombre no, lo de Manuela es pura chulería: tres años incumpliendo las previsiones que el mismo ayuntamiento se había comprometido a adoptar. Por cierto, no olviden que los ayuntamientos no sólo no deben gastar más de lo que ingresan (y el resto de instituciones públicas tampoco). Carmena ha fracasado en la limpieza de las calles y en el tráfico rodado, pues ha convertido a Madrid en una de las ciudades más sucias y más colapsadas de España. Hispanidad redaccion@hispanidad.com