No nos engañemos, la izquierda de una forma u otra, siempre ha ganado a la hora de comunicarse en sus formas porque sus fondos son más difíciles de vender al mundo en el que vivimos: libre, democrático y consumista. Por eso para la izquierda es fundamental los hechos consumados, es de vital importancia enviar al mundo un mensaje de liberad y democracia aunque solo ellos -sus dirigentes- saben que se trata del cepo oculto en hermoso jardín tapizado de flores hermosas que huelen tan bien.

De eso vamos hoy, de artimañas que seducen, de formas exuberantes que cautivan a los ciudadanos. No olvidemos que el objetivo de la izquierda y la derecha es el mismo: el poder. Solo les diferencia en el cómo. La derecha seduce con el consumismo, la capacidad de adquirir en la libertad de poder elegir en base a un poder adquisitivo. Mientras que la izquierda se apoya en la libertad personal de elegir sobre sí mismo, decidir lo que quiere ser sin que nadie le diga el qué es bueno para él o cómo hacerlo, y si es gratis mejor. Nada más paradójico en aquellos países donde el poder comunista se ejerce con mano de hierro.

El objetivo de la izquierda y la derecha es el mismo: el poder

Enumeraré de forma sucinta alguno de los métodos que la maquinaria propagandista de la izquierda en general usa para seducir al individuo, tejiendo una tela de araña que termina bloqueando y marginando a aquellos que no piensan igual, es decir, aquellos que no sigan su precepto y refuercen el mensaje políticamente correcto.

La persona es precisamente uno de sus caballos de batalla que ha ganado posiciones a toda velocidad en los últimos 10 años. Su gran herramienta es la Ideología de Género, que curiosamente la derecha también se ha sumado a ella. Una ideología tan absurda pero tan eficaz que ha calado en la sociedad y hoy hay casi más personas que piensan que ser hombre o mujer no es nada porque es lo que cada uno quiera que sea. El homosexualismo, su gran baza, es impulsada desde las instituciones, los medios de comunicación y las leyes de igualdad que no son más que verdaderas apisonadoras de los derechos de los que no comparten esa forma de ver la vida. Pero eso no importa, porque lo que importa es el poder. Una cultura de la muerte cargada de eufemismos cínicos donde la mujer se siente libre decidiendo sobre el débil sin nacer que no protesta y los enfermos ven una salida digna y airosa a su vida.

La historia en general incomoda a la izquierda, y en España de forma muy, muy, muy particular. Versionan algunas partes, otras las hacen desaparecer y sobre todo nunca reconocen la que a ellos les atañe y el daño visceral que ha promovido en la humanidad por miles de muertes en campos de trabajo donde desaparecían hombres y mujeres. No olviden que -como dice Javier García Isac- "Profanar a los muertos no es solo profanar a los muertos; cambiar el nombre de una calle, no solo es cambiar el nombre de una calle. Porque profanar a los muertos abre la puerta para profanar a los vivos".

Una cultura de la muerte cargada de eufemismos cínicos donde la mujer se siente libre decidiendo sobre el débil sin nacer que no protesta y los enfermos ven una salida digna airosa a su vida

La ecología otro de esos puentes que mueve al sentimiento sin pasar por las razones. Animalistas, veganos, hijos de la madre tierra y los del calentamiento global son magníficos instrumentos que mueven el corazón por miedo o por pena. Plataformas y ONG subvencionadas para transformar el sentimiento vacío de Dios de la muchedumbre y darle razones transcendentales a su manera de vivir: "Somos los hijos de la tierra y no sus dueños" -¿le suena?-, era uno de los eslóganes más coreados por Al Gore... El gran gurú ecologista que vino del Nuevo Mundo apoyado por la izquierda progresista a tenor de 500.000€ por conferencia, eso sí.

La economía, otro capítulo con el que se permiten escupir a los ricos y justificar a los pobres. Aunque gracias a los ricos ellos puedan disfrutar como si lo fueran y los pobres pongan bombas o violen a las niñas ricas porque siempre se justificará adecuadamente. Las marchas violentas por la paz del mundo contra los encuentros anuales del G-8, empujado desde movimientos internacionales dispuestos a dar su vida por el igualitarismo, la economía social y la lucha contra las energías no sostenibles, en especial la nuclear, que es la que mantiene vivos sus ordenadores, recargan sus móviles y mueven los trenes o aviones que les llevan a las manifestaciones del mundo entero.

El feminismo radical ha sido una de sus grandes victorias. La mujer empoderada de forma revanchista contra el hombre. Ya no basta la igualdad de derechos sociales, no basta con que el hombre se haya puesto al día en las tareas familiares... Lo importante es la creación de una fuerza emergente, que sea incapaz de conciliar amor, familia y vida. No interesa que la mujer asuma su condición de mujer, porque la salvación del mundo está en manos de ellas. La mujer, cuanto más hombre mejor, porque cada vez valdrá menos para su verdadero cometido como
verdaderas hacedoras de vida, creadoras de afectos y conciliadoras entre los hombres.

El ocaso de occidente (Buena Nueva) Ramón Díaz Balaguer. Magnífica obra que relata la especulación social que propicia la Ideología de Género. El autor explica el daño que propugna en la persona y en la sociedad la estandarización de esta ideología. Los peligros que supone la pérdida de la antropología natural del ser humano y sucesivas generaciones, porque al perder el signo de identidad como hombre y mujer, pierden el origen de lo qué es y no sabrá dirigirse con acierto hacia el día de mañana y como consecuencia a sus hijos, si los tiene.

Cómo hablar con un progre (Deusto) Gloría Álvarez. La autora es una periodista combatidora, feroz contra la progresía de su país de origen, Gutemala, y acostumbrada a definir qué es y cuáles son los métodos discursivos de esta especie de infección contagiosa de los progres en todo el mundo. Es por esto que el lector encontrará tantas semejanzas entre lo que Gloria Álvarez cuenta y lo que vivimos en España que, aunque llore de pena o rabia, no podrá dejar de sonreír maliciosamente.

La revolución biopolítica (Rialp) Vittorio Possenti. Una visión muy positiva de cómo afrontar cristianamente las tendencias sociales del momento, que tienden a monopolizar la forma de pensar y vivir. De hecho, al autor le preocupa especialmente que la tecnología y los adelantos científicos acaben arrasando el humanismo que nos ha traído hasta aquí. Quiere remarcar los rotos que que producen los nuevas debates sobre persona o género; o dónde está la frontera entre el animal y el ser humano; o el origen de cada uno de nosotros y la genética.

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