“Arranca el camino sinodal”, afirma, creo que con entusiasmo, cierta publicación católica de cuyo nombre no quiero acordarme. 

Movimiento de moda, de moda eclesial: el sinodalismo… con perdón pero así se llama.

Los últimos Sínodos (Familia, Amazonía) han consistido en caminar al borde del abismo y, al final, dar marcha atrás

En un momento en que Roma se enfrenta a la sinodalidad germana, una herejía de las gordas y muy gorda mala uva, se convoca el Sínodo de la sinodalidad. ¡Pues qué bien! 

Sobre todo si consideramos que los últimos Sínodos (Familia, Amazonía) han consistido en caminar al borde del abismo y, al final, dar marcha atrás. 

La sinodalidad consiste en el gobierno del clero, que no del Papa. Se vende como una democratización de la Iglesia.

La democracia se basa en la igualdad pero no puede haber igualdad entre Creador y creatura

Ahora bien, la democracia se basa en la igualdad pero no puede haber igualdad entre Creador y creatura. 

En plata, la Iglesia no es una democracia, es una monarquía absoluta porque la rige el Absoluto, que tiene un virrey en la tierra, llamado Su Santidad.