Terremoto político por enorme e inesperado: Iván Espinosa de los Monteros deja el Congreso y devuelve su acta de diputado pero se mantiene fiel al partido como un afiliado, sin duda, de honor, y disponible para ayudar a sus dirigentes.

Una vez conocida la noticia, me he ido a una de mis fuentes más fiables que trabaja desde dentro del think tank del partido, Disenso, desde donde se da la batalla cultural que hace visible al partido. Lo primero que me pidió fue calma, esperar a la rueda de prensa. Aún así, reconoció que la noticia no era buena, ni en este ni en cualquier otro momento. Entre los pasillos del partido, hacía dos meses habían llegado rumores pero nadie les daba crédito. Todos pensaron que no era más que puro chismorreo de pasillo. ¿Qué consecuencias puede tener a corto y medio plazo? Que Rocío Monasterio siga la misma ruta, por un lado porque llegó la política con su marido y, por las mismas razones que él, también lo dejará a razón de las explicaciones que ha dado en la rueda de prensa, por cierto, impecable, se ha despedido como un señor, sin victimismos ni rencores, dando las gracias y deseando lo mejor a los españoles.

Dentro del partido se conocía el “problema de carácter personal”, su familia, especialmente los hijos, que estaban muy abandonados por ambos (Iván y Rocío), como consecuencia, no solo de sus responsabilidades, sino de las continuas campañas electorales que no les daban un respiro y estaban viajando permanentemente fuera de casa. La vida familiar de ambos la conozco personalmente, porque hace años, cuando todavía Vox era casi un intento de partido, tuve la oportunidad de entrevistar a Rocío en mis programas de radio Somos Libro -convertidos en podcast desde hace unos meses-, y ya entonces marcaba terreno claramente en su aspecto personal así como en el ideológico situando a la familia en el culmen máximo de la realización personal como mujer y como hombre.

Dentro del partido se conocía el “problema de carácter personal”, su familia, especialmente los hijos, que estaban muy abandonados por ambos (Iván y Rocío), como consecuencia, no solo de sus responsabilidades, sino de las continuas campañas electorales que no les daban un respiro y estaban viajando permanentemente fuera de casa

En cualquier caso la noticia es muy mala. De la misma forma que Macarena Olona en su despedida hizo una vía de agua en el casco de Vox, hasta que vieron que sus derroteros eran, vamos a llamarlos extraños, y terminaron retornando de nuevo. Sin embargo, hay que reconocer que existen votantes de Vox que preferían a Espinosa de los Monteros antes que a Santiago Abascal, y esto a corto plazo podría conllevar un problema de voto. Solo el comportamiento impecable de Iván, a la larga, logrará evitar la sangría en la intención de voto.

De lo que sí estamos convencidos es de que las razones no son por fisura en las relaciones con Abascal, que son y han sido excelentes. Digo esto porque algunos políticos de otros partidos han querido apuntar en esta dirección para hacer leña del árbol caído, y creo que se confunden. Así como que también había ciertas sintonías ideológicas rotas, sabiendo que Iván Espinosa de los Monteros es la cabeza pensante liberal del partido, junto con Rubén Manso y Víctor Sánchez del Real, que al abandonar los escaños quedaba demasiado expuesto y casi en solitario ante el ala conservadora y encabezada por Jorge Buxadé, del que culpan de la campaña que por lo visto ha sido el responsable. Por cierto, hay quien pretende hablar de una mala campaña de Vox, cuando en realidad ha sido un todos contra Vox. Partidos políticos, medios de comunicación, falta de respeto en la calle, acoso de sus actos públicos… En fin, una campaña que buena o mala (para gustos los colores) ha sido titánica. Y querer hacer daño a Vox por sus resultados, teniendo en cuenta todo lo comentado, a lo que hay que añadir la campaña sucia del voto útil del Partido Popular, es no ser ni muy valiente, ni muy listo. 

Mientras Iván daba la mala noticia, Santiago Abascal se mantenía discretamente callado y ha sabido esperar a que Iván se despidiera. Luego, desde su cuenta de Twitter, se ha referido a sus años de lucha y tenacidad: «Con todo lo que hemos pasado juntos… tengo el convencimiento de que lo mejor está por venir, y que participarás muy activamente en ello. Querido Iván, el parlamento pierde a un gran portavoz (ahora, que ya no te van a sufrir, te lo reconocerán más que antes). Pero el partido mantiene a un afiliado de lujo que seguro que todavía tiene mucho que aportar. En cualquier caso, muchas gracias por tu entrega. Nada de adioses. Hasta pronto». No es un adiós, es un hasta siempre. Es un recado de amigo a amigo.

Que la marcha de Iván Espinosa de los Monteros es mala noticia, ya lo hemos dicho, pero que esto suponga el principio de la descomposición del único partido del arco parlamentario que defiende el humanismo cristiano y, por lo tanto, los principios fundamentales frente a una sociedad progresista cuyos valores son subjetivos y desintegradores, es muy importante para todos, incluso para los que no lo votan, incluso para lo que los odian, aunque ellos no lo sepan.

La cultura política liberal (Tecnos), de Enrique Ujaldón y Alfonso Galindo. El liberalismo es una cultura política y este libro analiza su pasado, su presente y su futuro. En primer lugar, presenta su historia a partir de sus hitos conceptuales y figuras más destacadas (Locke, Smith, Tocqueville, Mill, Berlin, Hayek, etc.), distingue entre el liberalismo clásico y el anti-estatalista y añade un apartado sobre la especificidad del liberalismo en España.

Diez razones para ser de derechas (Almuzara), de Edurne Uriarte. Millones de españoles tienen valores de derechas y votan a partidos de derechas, pero lo hacen en desafío a la moda dominante, a la corrección política y a la imagen negativa creada sobre la derecha por sus detractores. Este libro responde a la anomalía de esa España de derechas sin concepto que la identifique y la explique.

Libertad Económica en España (LID), de Francisco Cabrillo. Los españoles son cada vez más conscientes de la importancia que tiene para su vida, su trabajo y sus negocios residir en una u otra comunidad autónoma. Quienes viven en las regiones con los gobiernos más intervencionistas pagan más impuestos y, sin embargo, no disfrutan de mejores servicios públicos. Esta edición presenta un estudio detallado del peso del sector público (impuestos, gasto, deuda, etc.) y de las regulaciones de los principales sectores (sanidad, educación, comercio, etc.) en cada una de las 17 comunidades autónomas de España.