Escribir es el arte más intelectual de todos, no sé si por definición, pero sí por su puesta en marcha porque obliga a poner todo a su servicio y no distraerse. Escribir pensando es lo que muchos autores han hecho, hacen y harán a lo largo de la vida del mundo. Sin duda, el ensayo es poner negro sobre blanco los conocimientos propios o la aportación empírica de aquellos por los que la materia gris toma forma y se expone de manera clara, o no, pero siempre arriesgando lo personal. Arriesgando lo que más nos define a cada uno de nosotros en sociedad, nuestro grado de intelectualidad. No digo con esto que aquellos que no escriben ensayos no tengan intelectualidad. Lo que quiero decir es que son estos los que la arriesgan. Escritores que desean hacerlo son los que apuestan contra el mundo, la mayoría de las veces contra ese mundo en contra de las ideas propias, con las que el ensayista arriesga ese todo personal, porque tras un error que choque, por ejemplo, frontalmente con el pensamiento dominante, puede catapultarte a la marginación de la cátedra, incluso en el ámbito social. Un pensador no se complace con que le den la razón, busca de alguna forma el reto de las ideas. De hecho, en muchas ocasiones, los libros han sido, y son, una forma de contestarse entre filósofos, teólogos y científicos, y si no que se lo digan a Enrique VIII y Santo Tomás Moro… ¡Por ejemplo! Pero trasladar ideas no solo es propio de ensayistas filósofos o teólogos, también hay novelistas que a través de su creación exponen pensamientos de ideas que tienen mucho que decir y los lectores mucho que rumiar: citaré solo unos pocos: Robert Hugh Benson, Hugo Wast, Chesteron, C. S. Lewis Por eso voy a tratar de pensadores. En concreto pensadores cristianos que han hecho remover muchas cabezas y combatido mucho contra el manejo de las ideas de forma mucho más que interesada. René Girar, maestro cristiano de la sospecha (Fundación Emmanuel Mounier), de Domingo González Hernández. Un libro que pienso no es para todos los públicos. Un libro de calado hondo y que toca un autor que tardó en llegar a la conversión cristiana, pero que lo hizo desde el pensar la verdad, como ya otros lo hicieran. Un libro que sostiene la teoría filosófica del pensamiento mimético, quizá muy filosófico como idea pero que seguro como casi toda la filosofía tiene un soporte en lo cotidiano y no somos conscientes de ello. De hecho, esos pensadores que se indican al inicio del libro, y cito: "Paul Ricoeur bautizó como «maestros de la sospecha» a tres grandes pensadores –Marx, Nietzsche y Freud– que provocaron el mayor terremoto en la cultura contemporánea". Hoy la mayoría de los ciudadanos piensan sin saberlo con las tesis o una mezcla de las tesis de estos personajes. Sin embargo, de René dicen que será de los más influyentes del siglo XXI… Puesto que todo está en vías de destrucción (Nuevo Inicio), de Fabrice Hadjadj. Es probable que la humanidad esté en crisis desde su origen. Sin embargo, el estado crítico de nuestra época posee características especiales, extremas, y se parece mucho a una fase terminal: puede que no vivamos ya en una época, sino más bien en una prórroga. Precisamente cuando una cosa desaparece es cuando se nos revela en sus contornos más singulares. La palabra apocalipsis lo sugiere así, con su doble significado de "desastre" y "revelación". En esta nueva situación en que lo humano se ve amenazado por los exterminios tecnológicos, ecológicos y teocráticos, las líneas de separación se difuminan, los enemigos de ayer se alían y los más revolucionarios experimentan la necesidad de recurrir a una tradición… El hombre que fue Jueves (Sekotia), de G. K. Chesterton. Esta edición de la obra maestra de Chesterton, explica y enriquece el texto completo con extensas notas al pie de página, junto con un ensayo introductorio sobre el significado metafísico de la profunda alegoría de Chesterton. Esto es lo que hace verdaderamente valiosa esta edición de la más famosa novela de Chesterton. Martin Gardner ve a los anarquistas de la novela como símbolos de nuestro libre albedrío otorgado por Dios, y al misterioso Domingo como que representa a la naturaleza, con su extraña mezcla de bien y mal cuando se considera distinta de Dios, como una máscara que esconde la cara trascendental del creador. El libro incluye también una bibliografía enumerando las diversas ediciones de la novela en inglés y en español y sus adaptaciones teatrales. Joseph Pearce, autor de Tolkien: Man and Myth dice de las anotaciones: "Las anotaciones de Gardner de la famosa novela de Chesterton son una delicia. Sus notas devuelven a la vida al Londres eduardiano, y además ofrece emocionantes nuevas interpretaciones del significado de la novela". Michael Coren añade: "Gardner es un regalo para cualquier interesado en la genuina erudición literaria. Amplía las fascinantes imágenes que se ven a través de la bellísima ventana que es la novela de Chesterton". John Peterson, editor de Padre Brown: "Las anotaciones de Gardner aportan todo lo que se requiere para el estudio y disfrute de la mejor novela de Chesterton, una emocionante obra". Humberto Pérez-Tomé Román @hptr2013