Ha sido la Nochebuena de los contagiados: cifras que suben en todo el mundo y medidas restrictivas que han amargado la vida a la mayoría. En España, se mantiene la misma tónica: las autonomías aún más tiránicas que el Gobierno Sánchez, que ya es decir.

Ojo, cifras ascendentes de contagios y cifras descendentes de fallecimientos. Es decir, que el Covid empieza a parecerse a una gripe cabreada. Eso sí, más que pandémica comienza a ser endémica, lo que será aprovechado por las Pfizer para seguir haciendo caja. No es broma: en Israel van por la cuarta dosis.

Francia marginará, no a los infectados, sino a los no vacunados. ¡Ole!

Dos ejemplos de tiranía: a Francia ya no le vale con un test negativo, ahora exige estar vacunados para entrar en lugares públicos. O sea, la vacunación obligatoria y, además, hipócrita. Eres libre para no vacunarte pero si no te vacunas serás un leproso.

En Alemania les van más los métodos nazis: Berlín se dedica a reducir paulatinamente las relaciones sociales de todo tipo, también las familiares. Es la peor herencia de la Covid: las relaciones personales que se han ido al garete. Nuestra sociedad se ha vuelto fría... por fuerza de ley. Para celebrar el fin de año, sólo se permitirán reuniones de 10 personas.

Nuestra sociedad se ha vuelto fría... por fuerza de ley

Y todo ello sin tener ni repajolera idea de las causas del virus ni de las consecuencias de las vacunas. ¿No está mal, eh?

En cualquier caso, la última hora del coronavirus se resume así: el virus está remitiendo, aunque nadie sabe por qué. Los gobiernos aprovechan que Ómicron es menos letal pero más contagiosa para seguir apretando las cadenas. Y no lo duden: el Covid desaparecerá, o será inerme, peroo no las cadenas.

Y es que nos hemos acostumbrado a la esclavitud.