Recapitulemos: el pasado 1 de septiembre entró en vigor la ley de los latidos del corazón en el Estado de Texas (Estados Unidos), que prohíbe el aborto cuando se escuchen los latidos del corazón del niño, aproximadamente a las seis semanas de gestación. Y no contempla excepciones en casos de incesto o violación, recogió Hispanidad

El Tribunal Supremo de los Estados Unidos permitió que siga adelante la Ley de Texas. En concreto, la Corte Suprema dictaminó que los proveedores de servicios de aborto que impugnaban la ley no habían presentado un caso suficiente argumentado y se negó a bloquear la ley en una decisión de cinco jueces contra cuatro.

Sin embargo, el miércoles 6 de octubre, un juez federal, el juez Pitman, bloqueó temporalmente la ley del aborto de Texas ante una denuncia del Gobierno de Biden. El presidente Joe Biden, católico y abortista (oxímoron), calificó la ley como “un asalto sin precedentes a los derechos constitucionales de la mujer” y prometió un esfuerzo de “todo el gobierno” para mantener el aborto en Texas. 

Pero pese al bloqueo del juez, lo más probable era que el estado de Texas recurriera la decisión y la llevase ante la Corte de Apelaciones del Quinto Circuito, una de las más conservadoras del país.

Y es justamente lo que ocurrió: el fiscal general de Texas, Ken Paxton, apeló el fallo del juez Pitman ante la Corte de Apelaciones del Quinto Circuito de Estados Unidos y el pasado 8 de octubre, un panel de tres jueces de esta Corte revocó la decisión del tribunal inferior (la del 6 de octubre), publicó Aciprensa

Y ahora, la noticia es que el gobierno de Biden nuevamente ha recurrido la decisión de la Corte de Apelaciones del Quinto Circuito de Estados Unidos, ante la propia Corte de Apelaciones del Quinto Circuito. No queda claro cuándo se pronunciará este tribunal, que le dio a la fiscalía general de Texas hasta el jueves para responder a los argumentos del Departamento de Justicia del Gobierno de Biden, recoge Infobae.  

Así que los próximos días serán decisivos para la ley. Y existe incluso la posibilidad de que la Corte Suprema acabe decidiendo sobre la constitucionalidad de la ley de Texas.