Graciano Palomo es al PP lo que José García Abad al PSOE: ese hermano puñetero que no cuida del honor de la familia, no ya porque no ceda las presiones sino sencillamente porque la verdad es mucho más divertida.

 

García Abad más próximo al PSOE que al PP, es el autor de "El Maquiavelo de León". Estoy casi seguro de que ZP no lo regala a los amigos. Graciano Palomo, más próximo al PP que al PSOE, acaba de publicar "El hombre impasible", sobre Mariano Rajoy. Acabo de terminar su lectura y de sus páginas emana que es, ante todo, un sieso.

Palomo se conoce como pocos el Partido Popular y describe con acierto los pormenores de las luchas intestinas y de la estrategia política. Sobresaliente. El único problema es ése: que hay más estrategia que ideas. El libro describe a un Rajoy burócrata, cuyos principios varían más que los de Groucho Marx, para el que la política es el arte de gestionar, que no de gobernar.  Aznar era una tecnócrata, Rajoy es una tecnócrata con menos técnica, aunque con un poco menos de engreimiento. Aznar viró hacia los principios un día después de abandonar la Moncloa. A lo mejor ocurre lo mismo con Rajoy, no hay que perder la esperanza.

Palomo describe al gallego como un buen funcionario. Lejos de él la funesta manía de pensar y la innoble tarea de discernir. La política no es le arte de mejorar la vida de los ciudadanos sino el de conseguir que los ciudadanos te voten. Rajoy es el centro-reformismo en estado puro. Pensará aquello que le haya dicho el último con quien haya hablado. ¿Exagero? Hagan ustedes la prueba del algodón: ¿Podrían resumir en cinco minutos que es lo que opina el líder de la oposición sobre las cuestiones más  relevantes y sobre los principales problemas de España? Se admiten apuestas.

Eso sí, Rajoy es un funcionario pero con defectos leves. Las grandes pasiones no son lo suyo. Apenas tiene ideología y no voy a ser tan malo como para concluir que no tiene ideas. Sí, es hombre impasible pero, sobre todo, con un ideario impasible, o más bien, ignoto.

Es decir, lo contrario de su adversario, Rodríguez Zapatero, un personaje ideologizado hasta la médula y cuya nota predominante es el resentimiento. Rajoy no necesita perdonar porque se olvida, ZP no perdona pero, sobre todo, no olvida. Para certificar la primera afirmación con conocimiento de causa, lean a Graciano Palomo; para la segunda, pregunten a Rubalcaba.

Eulogio López

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