Resumen de tertulias y entrevistas en radio y TV (02/10/2019)

En Onda Cero, Fernando Ónega afirmaba: “Me preguntabas ayer a esta hora qué podía pasar en el segundo aniversario del 1-O. Te respondí que era imprevisible y lo mismo dijeron después los contertulios. El ambiente estaba tan caldeado, que la palabra caos estaba en muchas previsiones periodísticas. Y no pasó nada.

Para ser más exactos: hubo vibrantes palabras de anuncio de la llegada de la república y la independencia “sin excusas”. Incluso Puigdemont quiso tener su papel en la representación y habló en sesiones de mañana y tarde desde Waterloo.

Llegó la hora de que el pueblo dijese algo, y solo hablaron 18.000 personas en Barcelona. Creo que se abrió una brecha entre políticos y votantes. 18.000 personas, como aquí se ha dicho, son el 10 por ciento de los manifestantes hace un año. Me preguntas cómo lo interpreto.

Hay varias explicaciones. Una, que era día laborable. Otra que el gentío se reserva para la sentencia. La tercera, que había miedo a los incidentes, visto cómo se las gastan los CDR. Y la cuarta, que la gente, incluso la independentista, está cansada de tanta agitación inútil y de tantas promesas que resultan filfas.

El personal es bastante más realista que sus desacreditados agitadores. Lo de ayer se parecía mucho al “todo para el pueblo, pero sin el pueblo”. En días próximos veremos si todo esto es señal de que es cierto lo que dijo Pedro Sánchez: que el independentismo ha naufragado. La respuesta a la sentencia dirá si Pedro Sánchez confunde los deseos con la realidad”.

En Onda Cero, Carlos Alsina subrayaba: “Las manifestaciones fueron flojitas y el estado anímico manifiestamente mejorable. Para estar el pueblo catalán, según Torra, tan indignado con el montaje del Estado contra los pobrecitos detenidos de Sabadell, el 99 % de la población no se ha movido de su casa. El llamamiento a protestar en la calle contra la represión, las cloacas y el resto de la matraca ha sido un bluff. Y está por ver que el día que salga la sentencia se produzca esa respuesta de país, como dice Torra, que paralice la vida cotidiana.

Ya anunciaron otras veces la madre de todas las protestas y luego no hubo apenas nada. Ni hubo maidán en el 17 (¿se acuerdan, la revolución a la ucraniana que iba a tomar la plaza de Cataluña en acampada?). Ni hubo marea humana de protesta cuando empezó el juicio en el Supremo. Ni la hubo cuando terminó. Ni el aniversario del referéndum ha sido Hong Kong. De hecho, no ha sido nada.

Bueno, sí nos deja la jornada de ayer un pasaje enternecedor. Podría titularse: Torra se hace el interesante.

¿Cómo lo hará? Ah, eso no se lo digo. Otro que va de astuto en la política catalana.

El reportaje de la BBC, por cierto, empieza mal, porque se llama ‘Cataluna a juicio’, cuando el juicio no ha sido a Cataluña sino a un grupo de ciudadanos que intentó privar al resto de los españoles de sus derechos políticos imponiéndoles decisiones para las que no estaban legitimados. El juicio no ha sido a Cataluña, ni siquiera al independentismo catalán, y no es el juicio lo que ha dividido la sociedad –-ahí tampoco está fina la reputada cadena británica--. A la sociedad la dividió el procés, la criatura que alimentó Artur Mas, a la que engordó con el presupuesto público, y que luego dejó en manos de un tal Puigdemont.

Ahora el tal Puigdemont, desde su cómoda plaza en Waterloo, declara que él nunca ha tratado con los CDR y abomina de cualquier tipo de violencia. Lo interesante, fíjense, no es que Puigdemont diga algo así, sino que su muñeco Torra aún no lo haya dicho. Y no será porque no haya echo declaraciones y discursos estos días (otra cosa no hace). Pero de los CDR, y de los detenidos, ni media palabra. Sigue sin responder a estas preguntas tan sencillas: ¿le suenan de algo los nombres de estos siete? ¿Les conoce? ¿Ha tratado con ellos? ¿Estaba al tanto de lo que planeaban? ¿Estaba al tanto su centro de inteligencia particular, el Cesicat? ¿Qué opina el presidente de Cataluña de que se tome al asalto el Parlamento? Todas estas preguntas se resumen en una: ¿por qué elude Torra dar respuesta? ¿Para cuándo, president, una rueda de prensa?".

En la SER, Angels Barceló comentaba: “El peligro de las palabras. "Radicalidad democrática", "desobediencia civil", son algunas de las soflamas lanzadas por los más altos dirigentes independentistas, entre ellos el president de la Generalitat, Quim Torra, que en un ataque de irresponsabilidad, otro ataque de irresponsabilidad, arenga a las masas con instrucciones que son poco claras.

¿Qué es la desobediencia civil? ¿Qué es la radicalidad democrática? ¿Qué es la violencia pacífica como escribía el otro día un ilustre historiador del independentismo?

Las palabras sin contenido pueden generar confusión y cada uno las entiende a su manera. Hay quien se sienta en el suelo con las manos levantadas, quien increpa y agrede a periodistas y hay quien empieza a comprar materiales para, quizás, fabricar explosivos.

Me encuentro, esta mañana, en la portada digital de La Vanguardia un artículo de Lluis Foix que dice: es inútil construir discursos que se apoyan más en ilusiones y símbolos que en la realidad de los hechos. Creo que está hablando de Cataluña, pero lo abro y el protagonista es Boris Johnson”.

En la SER, José María izquierdo destacaba: “Ha tomado tal deriva la política catalana desde aquel 1 de octubre de 2017, que a todos nos ha hecho perder la memoria fidedigna de lo que pasó aquella jornada. La actuación posterior de Puigdemont, Torra y tutti quanti es de tal gravedad que está a punto de borrar de nuestras consciencias el enorme error, la gigantesca pifia, el tremendo disparate que llevó a cabo aquel día la policía nacional, dirigida por unos políticos calamitosos a los que debemos buena parte del desastre actual.

No supieron frenar aquel tsunami, y el gobierno de Rajoy todavía presumía en la noche del 30 de setiembre de que el referendo del día siguiente nunca se iba a celebrar. Y vaya si se celebró, con urnas y papeletas que supieron birlar a los ojos de aquellos ineptos espías del innombrable Fernández Díaz.

Y llegaron las cargas, ciudadanos por los suelos y agentes vestidos de robocop soltando la porra a diestro y siniestro. Un horror. Vemos los actos inclasificables de la Generalitat, pero no olvidamos aquella vergüenza. Locos unos, pero ineptos todos”.

En la COPE, Antonio Naranjo comentaba: “De entrada, si Torra y compañía querían presionar al Tribunal Supremo, no lo han logrado: las sentencias serían las mismas en cualquier caso, pero es obvio que el pinchazo facilita el trabajo de los jueces y despeja el camino a la difusión inmediata del fallo. Quizá para después del Pilar. ¿O para el mismo día de la Hispanidad?

Desde luego le facilita jugar al menos con ese mensaje de campaña electoral. Antes de las urnas, Sánchez suele ser el Doctor Jekyll del constitucionalismo, pero después se convierte en el Mister Hyde de las cesiones al nacionalismo. Cabe recordar el precedente: quince días antes de la moción de censura, defendió en público el endurecimiento del delito de rebelión en el Código Penal. Dos semanas después, llegó a presidente con el voto de todo el independentismo catalán y vasco.

El procés ya es, sobre todo, una pugna entre Junqueras y Puigdemont y el primero va ganando el pulso de largo. Junts juega a ser más soberanista que nadie para que ERC parezca de nuevo autonomista; pero el escenario de Lledoners es mucho mejor que los lujos de Waterloo para encabezar épicamente el movimiento. Quizá todo esto termine cuando se celebren Autonómicas en Cataluña, allá por 2020 o antes y concluyan, hagamos apuestas, con un pacto entre el PSOE y ERC.

El PSOE intenta soplar en Madrid y sorber en Cataluña, un imposible físico que sin embargo Sánchez e Iceta pueden conseguir. ¿Por qué renuncian los socialistas a un par de debates públicos con Torra, que tiene secuestrado el Parlamento, más allá de que no valgan para echarle de la Generalitat? De eso ya se está encargando Junqueras”.

En la COPE, Joaquín Leguina destacaba: “Se está desinflando el globo pero no se van a bajar del burro. Yo creo que esto no se acaba hasta que esta generación que se ha levantado contra el Estado, sin saber que el Estado también eran los jueces, desaparezca del mapa”.

En la COPE, Mikel Jiménez señalaba: “El ADN del PSC es un alma profundamente entreguista al separatismo, desde el momento de su creación. Y cuando Mikel Iceta ahora se pone de perfil y dice que no quiere secundar esta moción de censura-  que efectivamente no tiene visos de prosperar, pero que estaría muy bien para escenificar que el Parlament de Cataluña no es el patio de la casa del ser Torra que es particular-   está haciendo algo que seguramente habría hecho también Obiols, o Pere Navarro o Montilla”. “Lo que hace el PSC no es nada más que seguir una trayectoria de traición constante hacia todo lo que represente España porque no le gusta”.

Gloria Lomana apuntaba: “Creo que hay un reparto claro de papeles entre el PSC y el PSOE pensando en las próximas elecciones, claramente”. “Lo que antes decía Antonio Naranjo, de que se está soplando en España y sorbiendo en Cataluña es exactamente eso. Mikel Iceta además tiene una extraordinaria relación con Sánchez y en esta ocasión Sánchez, que se ha vuelto a envolver en la bandera de España, tiene por objeto centrar el argumento en Cataluña para no hablar en esta campaña de economía, reforzar su imagen institucional y laminar también el centro. Una vez viendo laminado a Podemos, está buscando el voto de Ciudadanos”.