Aquellos pacientes que tengan un aumento de la grasa abdominal pueden presentar un incremento importante del riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares
La obesidad en general afecta a nuestro corazón, pero más concretamente la obesidad abdominal. Según la Sociedad Española de Cirugía de la Obesidad (SECO), “el corazón de las personas con obesidad sufre una sobrecarga de trabajo y envejece”. En la actualidad han visto la luz numerosos trabajos científicos en los que se constata que la obesidad representa un importante factor de riesgo para el desarrollo de enfermedad cardiovascular, independientemente de otros factores como el colesterol, la diabetes o la edad.
“Los pacientes que presentan obesidad tienen un mayor riesgo de padecer un infarto o una angina de pecho, por el acúmulo de grasas en las arterias; así como de padecer un ictus cerebral; además de presentar una insuficiencia cardíaca, es decir, cuando el corazón se encuentra engrosado y ocasionalmente dilatado, y por tanto no expulsa la sangre que requiere el organismo; tener una arritmia, como es la fibrilación auricular, y que obliga a estar anticoagulado; tener una trombosis en las venas, que asimismo obliga a la anticoagulación; tener una insuficiencia renal, y por tanto acabar con la necesidad de un tratamiento de hemodiálisis”, según detalla la doctora Catheline Lauwers, jefa de Cardiología de Quirónsalud Valencia.
Existen algunas enfermedades que causan la obesidad, como alteraciones hormonales o endocrinas
En concreto, explica que la obesidad es una enfermedad crónica de carácter multifactorial, y que ha alcanzado “proporciones epidémicas a nivel global”, representando una compleja condición médica con serias consecuencias no solo sociales, sino también psicológicas.
Así, concreta que el exceso de adiposidad visceral se encuentra asociado a múltiples disfunciones metabólicas: resistencia a la insulina; dislipemia, aumento de colesterol y de triglicéridos; aumento de colesterol en las paredes de las arterias (aterosclerosis); hipertensión arterial; disminución de la fibrinólisis, y con ello aumento de la posibilidad de tener trombos (trombosis) en las venas y en las arterias; inflamación endotelial.
Causas de la obesidad y su relación con el corazón
La cardióloga señala que en el origen de la obesidad podría encontrarse primeramente un componente hereditario, pero también el estilo de vida de cada persona, siempre condicionado por el tipo de alimentación, así como por la práctica de actividad física.
El perímetro abdominal es una medida antropométrica que permite determinar la grasa acumulada en el cuerpo
“La herencia tiene un papel fundamental. Los hijos de padres obesos tienen, a su vez, mayor riesgo de que sus hijos padezcan obesidad, tanto por las tendencias metabólicas de la acumulación de grasa como por los hábitos culturales y alimenticios socialmente adquiridos en su entorno”, detalla la especialista de Quirónsalud Valencia.
Es más, la doctora sostiene que el que exista una alta proporción de gente con tendencia a la obesidad responde a una ventaja evolutiva: las personas más propensas a la obesidad tenían más capacidad para almacenar grasa en las temporadas de abundancia y luego de sobrevivir a las hambrunas. “La interacción de esos genes con la abundancia de alimentos da lugar a la obesidad. El balance entre la ingesta de calorías y la actividad física determina si se acumula grasa o se utiliza esta grasa acumulada”, apostilla en este sentido.
Catheline Lauwers mantiene precisamente que en las últimas décadas del siglo XX se han modificado muchas costumbres, y por ejemplo, la actividad física ha ido disminuyendo progresivamente y el individuo se ha vuelto mucho más sedentario. “Además, los restaurantes de comida rápida son ahora muy populares. Estos dos factores han dado lugar a un preocupante incremento de la obesidad infantil”, agrega.
Además de factores ambientales y genéticos dice esta experta que también existen algunas enfermedades que causan la obesidad, como alteraciones hormonales o endocrinas que en la mayoría de los casos se pueden tratar. A su vez, menciona al consumo de algunos medicamentos, y a la existencia de enfermedad mental como factores que pueden predisponer a la obesidad.
Las personas obesas suelen tener asociados otros factores de riesgo cardiovascular como la hipertensión arterial
El problema de la grasa abdominal
En este punto, la cardióloga llama la atención sobre el hecho contrastado de que aquellos pacientes que tengan un aumento de la grasa abdominal pueden presentar un incremento importante del riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares. “Por ello, mantener el peso dentro de unos límites razonables es muy importante para el normal funcionamiento del corazón, de los vasos sanguíneos, del metabolismo, de los huesos y de otros órganos de nuestro cuerpo”, resalta.
Así, indica que las personas con exceso de peso tienen que saber dónde se centra su problema de obesidad:
1-Obesidad periférica o ginoide. Grasa acumulada en glúteos, muslos y brazos.
2-Obesidad central, abdominal o androide. Grasa acumulada en el abdomen.
“El perímetro abdominal es una medida antropométrica que permite determinar la grasa acumulada en el cuerpo. En la mujer es de 88 centímetros, y en el hombre de 102 centímetros. Si en una persona con exceso de peso el perímetro abdominal es menor que los valores mencionados se hablan de obesidad periférica, mientras que se habla de obesidad central cuando el perímetro abdominal es mayor”, añade.
En el origen de la obesidad podría encontrarse primeramente un componente hereditario, pero también el estilo de vida de cada persona
Hay que controlarlo, según insiste, porque la obesidad central tiene peores consecuencias para el metabolismo, al favorecer el desarrollo de diabetes y de gota. Además, apunta que quienes la padecen tienen altas posibilidades de acumular grasa también en otros órganos vitales, lo que favorece la aparición de enfermedades cardiovasculares.
“Las personas obesas suelen tener asociados otros factores de riesgo cardiovascular como la hipertensión arterial. Se estima que la hipertensión es 2,5 veces más frecuente en los obesos que en las personas de peso normal. Entre los obesos, es mayor la incidencia del tipo androide que del ginoide. A igualdad de peso, los primeros tienen mayor riesgo de enfermedad cardiovascular. Los estudios llevados a cabo en países occidentales han mostrado una relación entre obesidad y mortalidad”, sentencia la doctora Lauwers, jefa de Cardiología de Quirónsalud Valencia.
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