Martínez Mendizábal es premio Príncipe de Asturias por sus hallazgos sobre la evolución del hombre en los yacimientos de Atapuerca
“Las ideas y los valores compartidos son el cemento que cohesionan los grupos humanos. Por eso son tan importantes. No es posible concebir un grupo humano, en todo el sentido de la palabra, si no está unido por los valores que comparte”.
Son las palabras de Ignacio Martínez Mendizábal, profesor, “es lo que he sido toda mi vida”, nos cuenta, “además soy paleontólogo, es decir, que me ocupo de buscar y estudiar fósiles y, en concreto, fósiles humanos, sobre todo en un yacimiento que a todos seguro que os suena: Atapuerca”.
Así que Nacho, como le gusta que le llamen, autor de valiosos artículos en reconocidas revistas internacionales como Nature o Science, así como de libros de ensayo y divulgación científica junto a su amigo y maestro Juan Luis Arsuaga, es, en esta ocasión, el protagonista de Mejor Conectados, una iniciativa de Telefónica para visibilizar talento e inspirar, precisamente, las conexiones humanas y “los valores compartidos”.
Ha recibido el Premio Príncipe de Asturias por sus hallazgos sobre la evolución del hombre en los yacimientos de Atapuerca y actualmente es catedrático del Área de Antropología Física en el Departamento de Ciencias de la Vida de la Universidad de Alcalá de Henares, entre otras funciones.
Capacidad tecnológica y, sobre todo, trabajo en equipo
En este encuentro, Ignacio Martínez nos ayuda a descifrar un poco más la historia de la humanidad, la evolución humana y, especialmente, el cómo una especie que “aparentemente es un desastre”, asegura, “porque no trepamos a los árboles, no somos rápidos, nuestro olfato es muy limitado…cómo es posible que, unas 'piltrafas' como nosotros, hayamos ganado la Champions y seamos la especie que domine el planeta”.
Martínez Mendizábal: "soy paleontólogo, es decir, que me ocupo de buscar y estudiar fósiles, en concreto, fósiles humanos"
La respuesta hay que buscarla, dice, en dos cosas muy concretas: una es la capacidad tecnológica y la otra, “en la que los humanos somos la “recaraba”, es la capacidad de trabajar en equipo.
Para explicarlo mejor, Mendizábal nos pone un ejemplo muy singular de la naturaleza: las hormigas. Estos insectos son ‘robots biológicos’. Su comportamiento está genéticamente regulado y responden con una reacción específica a cada estímulo, por lo que su forma de colaborar no es consciente.
Sin embargo, los humanos somos seres conscientes y nuestros actos están motivados por razonamientos, esto quiere decir que tomamos decisiones que tienen que ver con nosotros y con nuestro entorno.
Es decir, que el potencial de los hombres como especie en la historia de la humanidad es la cooperación, la capacidad de unirnos para alcanzar un fin común
Ignacio Martínez Mendizábal nos habla precisamente de eso en primera persona: “Me he especializado en ser la comadrona de los fósiles, el que los trae a este mundo”. Y sin cada uno de los miembros del equipo, esto no sería posible.
Benjamina y el amor fosilizado
Pero, ¿qué es lo que nos hace darlo todo por los demás? Nacho Martínez asegura que es el amor, fundamentalmente. Y para argumentarlo, cuenta la historia de ‘Benjamina’, “el primer caso de integración que se conoce en la historia de la humanidad”
Benjamina, “el fósil más increíble de la evolución humana”, apareció en el año 2001 en el yacimiento de la Sima de los Huesos, situado en la sierra de Atapuerca. Allí, Mendizabal y su equipo encontraron un cráneo, “un cráneo muy grácil que nos hizo pensar que pertenecía a una niña que había muerto entre los 10 y los 12 años”.
¿Cómo es posible que, unas 'piltrafas' como nosotros, hayamos ganado la Champions y seamos la especie que domine el planeta?
Esa niña sufría una malformación que impidió que el cráneo creciera al mismo ritmo que su cerebro. “Era una niña diferente a los demás que, probablemente, sufría un retraso psicomotor”
Pero, ¿por qué es tan importante que esta niña viviera hasta los 12 años con esa malformación? “Los animales, cuando se dan cuenta que un cachorro está enfermo, lo desechan, por la ley de selección natural. Es decir, no invierten ni tiempo, ni energía, en un cachorro que no va a llegar a adulto…. Si estos humanos se hubieran comportado como animales, abrían abandonado a la niña. Pero no lo hicieron. Más aun, seguramente la cuidaron más que a los otros”
Y es precisamente ahí donde radica la diferencia del ser humano. “Lo hicieron porque tenían voluntad de hacerlo, porque entre ellos se querían muchísimo. Los humanos no renunciamos al amor porque una o más personas no sean como nosotros”.
“Ahora, en este mundo tan individualista, seguimos observando ve que los grupos que comparten son los que triunfan”, apunta Ignacio.
Atapuerca y la cadena que nos conecta a todos
“Atapuerca es una montaña mágica”, asegura Mendizábal. Se encuentra a 12 km al este de la ciudad de Burgos y su interior contiene los yacimientos más importantes de Asia y Europa para descubrir y entender la evolución de los seres humanos desde hace un millón y medio de años.
¿Qué es lo que nos hace darlo todo por los demás? Nacho Martínez asegura que es el amor, fundamentalmente
Comenzaron a tener relevancia científica y social tras el descubrimiento de los restos de la Sima de los Huesos en 1992. Dos años después se produjo el hallazgo de dos restos humanos de una nueva especie desconocida hasta entonces, el Homo Antecessor. Resultado de este hito del siglo XX fue que la UNESCO declaró los yacimientos de la sierra de Atapuerca Patrimonio de la Humanidad en el año 2000.
“Nos acompaña toda la humanidad en este viaje. Tenemos una deuda enorme hacia atrás y una responsabilidad enorme hacia delante de que no se rompa la cadena que nos une, que nos conecta a todos. Y cuando uno lo ve así, la vida es maravillosa".
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