El envejecimiento poblacional en España es una realidad. El número depersonas de 65 años o más ha aumentado un 26,5 % desde el año 2021 y, además, casi un tercio de la población mayor de 64 años es mayor de 80 años. Esto provoca un aumento de las patologías asociadas a la edad y un incremento de la dependencia (el 14% de la población mayor de 65 años era dependiente en 2020 y se prevé que esta cifra crezca hasta el 16% en 2050).

Una situación de dependencia se puede presentar en cualquier momento de la vida, desde el nacimiento hasta un accidente o por una enfermedad grave que puede aparecer en la infancia, en la juventud o en la edad adulta y a medida que estas personas van envejeciendo, se hace mucho más necesaria la dependencia.

Estas personas necesitan cuidados y apoyo continuo. Por este motivo se ha puesto en marcha un programa de atención domiciliaria “para dar respuesta a la necesidad de aproximar y personalizar la asistencia de estos pacientes que presentan pérdida de autonomía como consecuencia de un proceso patológico”  explica Rocío Tarragó Sánchez, fisioterapeuta y Coordinadora del Servicio de Rehabilitación del Hospital Quirónsalud Valle del Henares.

El envejecimiento poblacional en España es una realidad. El número depersonas de 65 años o más ha aumentado un 26,5 % desde el año 2021

Los programas de atención domiciliaria ponen el punto de mira en el paciente, en su entorno y en la familia. Cuando un miembro de la familia sufre un problema de salud que requiere un cuidado diario, afecta no solo a la persona que lo sufre, también a las tareas familiares y sobre todo, al cuidador principal que, en la mayoría de los casos recae en las mujeres de la familia. Este compromiso implica tiempo y preparación, y en ocasiones las personas del ámbito familiar, no están preparadas para llevar a cabo esta tarea.

Los programas también inciden en el ámbito social  “porque favorece el proceso de integración en la comunidad, la participación y la motivación de los cuidadores además de proporcionar una atención personalizada y multidisciplinar, lo que hace que la calidad asistencial que reciben los pacientes mejore considerablemente al realizarse en el entorno habitual del enfermo”, añade la fisioterapeuta. Además, con los programas de atención a domicilio, se evitan los desplazamientos a centros hospitalarios de pacientes que no requieren un ingreso lo que reduce la estancia en el centro médico,  las listas de espera y mejora los datos de ocupación hospitalaria.

Existen muchos factores que provocan la dependencia en una persona, como la vejez que merma ciertas capacidades físicas. Las personas mayores, suelen tener dificultad para moverse, pérdida de visión y de oído, así como problemas derivados de los medicamentos que toman, que les provoca una situación de dependencia. Las enfermedades mentales también pueden hacer que las personas que las sufren sean dependientes por la pérdida de las funciones básicas o por los efectos en la memoria como ocurre con el alzhéimer.

El entorno de una persona mayor, puede estar relacionado con la dependencia. Las personas que sufren soledad no deseada, aislamiento social o las que dependen de los familiares para todas las actividades rutinarias, así como aquellos que están postrados en cama de forma prolongada,  pueden desembocar en dependencia total y necesitar atención y asistencia de profesionales para las rutinas diarias.

La dependencia severa precisa de ayuda dos o tres veces al día, y en la gran dependencia la persona necesita atención y ayuda permanente porque no se puede valer por sí misma.

En el programa de rehabilitación domiciliaria “tienen cabida tanto pacientes agudos como crónicos siempre que presenten incapacidad de desplazamiento a un centro hospitalario o ambulatorio, motivada por su patología de base y por la existencia de barreras arquitectónicas en los mismos” añade Rocío Tarragó Sánchez.

Según el grado de pérdida de autonomía y las limitaciones que sufra la persona en el día a día, y con el objetivo de ofrecer una asistencia de acuerdo a las capacidades de cada paciente, se establecen tres niveles de dependencia: la dependencia moderada es el grado más leve y tan solo requiere ayuda una vez al día o en días alternos para las tareas básicas diarias.

La dependencia severa precisa de ayuda dos o tres veces al día para las actividades rutinarias y la gran dependencia, que es el grado más alto es el caso en que la persona necesita atención y ayuda permanente porque no se puede valer por sí misma. Es importante para favorecer la autonomía de las personas dependientes aumentar su autoestima y acondicionar la vivienda quitando obstáculos que le impidan el movimiento, colocando alfombras antideslizantes en el baño y agarres para sujetarse a la hora del aseo, por ejemplo.