Nuestro cerebro es un órgano que está especialmente protegido tanto por estructuras anatómicas (meninges) como por otras barreras (barrera hematoencefálica), contando con células de defensa propias denominadas ‘microglia’. No obstante, y como cualquier otra parte del cuerpo, es susceptible de ser ‘invadido’ por un virus o por una bacteria, dando lugar a una inflamación, más conocida como ‘encefalitis’.

Ésta puede afectar a las estructuras más próximas al cerebro, como son las meninges o la médula espinal, por lo que en ocasiones “puede suponer un riesgo vital”, según alerta la experta del Servicio de Neurología del Hospital La Luz (Madrid), la doctora Rebeca Fernández. Por ello, remarca que el diagnóstico y el tratamiento precoces son “muy importantes” a la hora de evitar las considerables secuelas que puede causar esta afección.

Cualquiera puede contraer encefalitis, si bien, las personas con sistemas inmunitarios debilitados, como aquellas personas con VIH o las que toman medicamentos inmunosupresores, corren un mayor riesgo de contraer la enfermedad, según alerta el National Institute of Neurological Disorders and Stroke estadounidense (NIH, por sus siglas en inglés).

La Sociedad Española de Neurología (SEN) estima que anualmente se diagnostican unos 600 casos en nuestro país, una incidencia de 0,3 a 0,5 casos por cada 100.000 habitantes al año, siendo así más frecuente en niños e inmunodeprimidos

Esta entidad científica señala también que la encefalitis está causada por una infección bacteriana, pero más frecuentemente por infecciones virales. “Anualmente se informan de varios miles de casos de encefalitis, pero realmente pueden producirse muchos más ya que los síntomas pueden ser leves, o no existentes, en la mayor parte de los pacientes”, aprecia.

Sobre sus causas, la neuróloga del Hospital La Luz apunta que “se sabe que puede deberse a alteraciones en el sistema inmunitario como repuesta a determinadas infecciones (encefalitis post-infecciosa), así como a trastornos del propio sistema inmunitario (encefalitis autoinmunes), o desmielinizantes, una afección que provoca daños en el recubrimiento protector que rodea las fibras nerviosas del cerebro, o bien responder a causas vasculares”, resalta.

En concreto, la experta destaca que en España la encefalitis más frecuente es la de aparición esporádica y es debida al herpes simple, herpes zoster, o al enterovirus. En otros países dice que hay encefalitis que pueden ser epidémicas, y consecuencia de los arbovirus, transmitidos especialmente por insectos y arácnidos, moscas, mosquitos y garrapatas; o bien por el virus del Nilo del oeste o el virus Zika.

Signos de encefalitis

¿Cómo identificar que una persona presenta encefalitis? La doctora Fernández mantiene que el cuadro clínico característico consiste en fiebre, alteración del nivel de conciencia, dolor de cabeza, crisis epilépticas, y diferentes tipos de déficits neurológicos, dependiendo de la parte del cerebro afectada, como podría ser una parálisis, alteraciones de sensibilidad, problemas a la hora de hablar, o alteraciones visuales, por ejemplo.

En cuanto al tratamiento, la doctora Fernández señala que consiste en medidas generales, aunque en ocasiones se precisan los cuidados intensivos, así como la utilización de fármacos antivirales

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“Suelen cursar con fiebre aguda, rigidez en la nuca, dolor de cabeza, alteraciones de conciencia como aletargamiento o estupor y el coma. A veces hay pérdida de fuerza en alguna zona del cuerpo, alteraciones en el lenguaje, dificultades para hablar, o incluso convulsiones. Su origen está en el daño inflamatorio que los gérmenes causan, de forma difusa o focal”, señala por su parte la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), animando a acudir a Urgencias ante la presencia de alguna de sus manifestaciones.

Desde el NIH estadounidense remarcan que los pacientes con encefalitis a menudo muestran síntomas parecidos a la gripe. En los casos más graves, los pacientes pueden tener problemas con el habla y la audición, visión doble, alucinaciones, cambios en la personalidad, pérdida de la conciencia, pérdida de la sensación en algunas partes del cuerpo, debilidad muscular, parálisis parcial en los brazos y las piernas, demencia grave súbita, deterioro del juicio, convulsiones, y pérdida de la memoria, según agrega.

Mientras, precisa que los signos importantes de encefalitis a observar en un bebé son vómitos, rigidez corporal, llanto constante que puede empeorar al levantar al bebé, y una fontanela tensa o saliente (el punto blando en la parte superior de la cabeza).

En concreto, la Sociedad Española de Neurología (SEN) estima que anualmente se diagnostican unos 600 casos en nuestro país, una incidencia de 0,3 a 0,5 casos por cada 100.000 habitantes al año, siendo así más frecuente en niños e inmunodeprimidos.

La SEMI advierte además de que la evolución de la encefalitis puede variar de días a algunas semanas, con una mortalidad variable, dependiente del agente vírico causal, desde el 5% al 20%. “En la quinta parte de los pacientes aparecen diversas secuelas, como deterioro mental, cambios en la personalidad, y alteraciones de los movimientos”, alerta.

Por todo ello, la experta del Hospital La Luz de Madrid subraya que, dadas las terribles secuelas que puede conllevar esta patología en los pacientes supervivientes, es vital en muchos casos el tener un diagnóstico rápido, así como iniciar de forma precoz el tratamiento.

Los signos importantes de encefalitis a observar en un bebé son vómitos, rigidez corporal, llanto constante que puede empeorar al levantar al bebé, y una fontanela tensa o saliente

En concreto, menciona que el diagnóstico se basa en la valoración clínica y en la indicación rápida de estudios complementarios, como estudios de neuroimagen o resonancias magnéticas, análisis de líquido cefalorraquídeo y otros análisis de laboratorio. Es más, la neuróloga ve conveniente realizar registros electroencefalográficos y, en ocasiones, una biopsia cerebral para intentar identificar la causa responsable.

En cuanto al tratamiento, la doctora Fernández indica que consiste en medidas generales, aunque en ocasiones se precisan los cuidados intensivos, así como la utilización de fármacos antivirales. Desde la SEMI agregan en este punto que el tratamiento se basará en el control de los síntomas a través de analgésicos para el dolor de cabeza, antiinflamatorios, reposo, así como un aporte adecuado de líquidos. “También en eliminar el virus, para lo que se disponen de antivirales eficaces. Podemos precisar de terapias físicas, ocupaciones, o del lenguaje”, apostilla la sociedad científica española.

Sobre el pronóstico, sostiene que en la quinta parte de los pacientes aparecen diversas secuelas, como el deterioro mental, así como cambios en la personalidad y alteraciones de los movimientos, por lo que, según insiste la neuróloga del Hospital La luz de Madrid, es vital acudir cuanto antes a un especialista si aparecen los síntomas antes descritos.