Cuba vive una crisis económica brutal y un deterioro de las condiciones de vida, a lo que hay que añadir la falta de libertades por culpa de la tiranía comunista que sufren desde hace más de medio siglo.

Hoy El País  publica unas cifras del éxodo cubano hacia EEUU para huir de ambas realidades.

En los últimos 11 meses, cerca de 180.000 cubanos entraron a Estados Unidos de forma ilegal por la frontera mexicana y otros 8.000 lo intentaron por vía marítima. Son cifras de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EEUU.

En el año fiscal 2020, 14.000 cubanos entraron ilegalmente a EE UU por la frontera mexicana. En 2021 fueron 39.300, y hasta agosto de 2022 -el año fiscal comenzó el 1 de octubre del año pasado y termina el próximo 30 de septiembre- cerca de 180.000 emigrantes han ingresado por la frontera sur. Según las autoridades norteamericanas, si se sigue al actual ritmo, 2022 podría cerrarse con un récord absoluto de más de 200.000 cubanos en situación irregular. Los datos de balseros interceptados por guardacostas norteamericanos son igualmente reveladores. En el año 2017 fueron detenidos 1.468 cubanos; en 2018, 259; 313 en 2019; solo 49 en 2020 y 838 balseros en 2021. En solo 11 meses del presente año fiscal, ya van 5.421, recuerda El País.

Se trata de un éxodo sin precedentes: esta crisis migratoria es mayor que todas las anteriores, incluida la del Mariel y la Crisis de las balsas juntas: durante la primera, en 1980, 125.000 cubanos abandonaron la isla, y en la segunda, en 1994, lo hicieron 35.000.

Casi a diario en la prensa cubana y estadounidense salen noticias de deportaciones, naufragios, operaciones de tráfico de personas y crudos testimonios de las arriesgadas aventuras vividas por los emigrantes cubanos durante las travesías por mar o por tierra -en este caso cruzando fronteras centroamericanas hasta llegar a México- en su intento desesperado por llegar a EEUU. Decenas de cubanos, probablemente cientos, han perdido la vida ahogados en el mar, cruzando el río Bravo o a manos de las mafias que controlan la emigración ilegal en la región. Las exhortaciones de ambos gobiernos para detener el éxodo son cada vez mayores. Pero la gente continúa intentándolo, recoge El País.