Las dos Montero, María Jesús e Irene, la socialista y la podemita, se convirtieron ayer en los dos arquetipos de lo que sucede en España: la ambición sin principios y la majadería, totalitarismo majadero de “ellos, ellas y elles”. Seguro que no necesito concretar quién es quién. ¿Y en cuanto a Juan Carlos Campo, el técnico del proyecto de ley LGTBI- Trans? Ese sólo es el connivente necesario, amén de un caradura.

Marisú Montero recuerda el viejo chiste periodístico del editorialista de ABC al que el director encarga una editorial sobre la Inmaculada Concepción. El autor tan sólo pregunta: “¿A favor o en contra?”. Marisú es capaz de justificar cualquier medida y cualquier actitud. El martes, tras el Consejo de Ministros que aprobó la Ley Trans, se mostró partidaria de la autodeterminación de género.

La única duda es si Pedro Sánchez e Irene Montero, entienden en qué consiste su proyecto de ingeniería social y totalitaria… pero el caso es que lo instrumentan muy bien

Como dijera otro funambulista moral, el ególatra de su presidente, un tal Sánchez, para justificar la nueva aberración de Irene Montero: “Que cada uno sea lo que quiera ser”. ¡Cuidado que es cursi el señor presidente! Pues don Pedro: yo quiero ser millonario. Soy un trans económico que no ha conseguido ‘estar en lo que quería ser’: tan rico como Amancio Ortega.   

Transeconómico

Ley LGTBI-Trans: si no alquilas tu piso a una pareja gay serás multado con hasta 150.000 euros, destacan varios medios. Y se trata de un buen destacado porque con un ejemplo concreto define la situación. ¿Y cómo se demuestra que no se lo has alquilado por ser gay? ¡Pues eso es lo bueno: que el inocente tiene que demostrar su inocencia! Se invierte la carga de la prueba.

Con el proyecto de Ley Trans, Sánchez cierra el círculo de los delitos de odio, donde el acusador es también fiscal… y el ciclo de la estupidez “donde cada uno es lo que quiere ser”.

El separatismo catalán se ha convertido en ‘fuerza’ de Sánchez para perpetuarse en el poder y en la excusa de su proyecto de ingeniería social. O al menos, eso cree él

Pero, ojo, el proceso no se ha iniciado ahora. Comenzó con los delitos de odio (510 del Código Penal). La ideología de género crea una serie de dogmas y los lobbies feminista, homosexual o trans se encargan de castigar a todo discrepante. Por ejemplo, a cualquier cristiano consecuente. Y encima lo hacen gratis: el Estado corre con los gastos y con la coacción. Insisto: el 510 dispone penas de cárcel de hasta cuatro años. En este mundo vivimos.

La única duda es si Pedro Sánchez e Irene Montero, entienden en qué consiste su proyecto de ingeniería social y totalitaria… pero el caso es que lo instrumentan muy bien.

Mientras, el separatismo catalán, reunión Sánchez-Aragonés, se convierte en la ‘fuerza’ de Sánchez para perpetuarse en el poder y en la excusa de su proyecto de ingeniería social. O al menos eso cree y a eso juega. Mientras tenga los votos de ERC para aprobar los Presupuestos, Pérez-Castejón está dispuesto a cualquier cesión.