VOX ha bebido de muchas fuentes del descontento
Podría decir, sencillamente, que no me gusta el estilo Santiago Abascal. Como estilo, muy parecido al de Pedro Sánchez, el “guapo a secas”. Ahora bien, tampoco me gusta Vox por razones un poquito más serias: no me gusta Vox porque sin fe cristiana no hay patria española.
Además, las CCAA no son el enemigo de la patria: reparen en EEUU. Un país federal, pero en el que nadie pone en solfa su patriotismo, de la Costa Este a la Costa Oeste. ¡Y pobre de aquel que se atreva!
Mucho me temo que muchos católicos de buena fe se lleven con VOX la misma desilusión que con el PP. Piensen, por ejemplo, en el derecho a la vida o en la familia natural, formada por hombre y mujer. Abascal juguetea con esos conceptos como lo viene haciendo el PP desde hace dos décadas.
El régimen autonómico se ha desmadrado pero las comunidades autónomas no son el enemigo primero de España: si no, vean EEUU
Comprendo que estén hartos, pero Vox no es la solución, este no es el camino. Su motor no son los principios cristianos, sino la España unitaria. Y habrá que insistir: un patriotismo sin Cristo acaban en nacionalismo… e incluso corre el riesgo, previa ‘deificación’ de la patria, puede acabar en fascismo.
Especialmente en España, porque la historia de España no se entiende sin Cristo.
Naturalmente, los medios controlados por el PSOE están lanzando a Vox, como medio de dañar al PP. No voy a llorar por ello, pero me temo que Vox es más PP. Como católico, no me fío de ellos.