• Contra el eco-panteísmo: el hombre fertiliza la naturaleza, no la destruye.
  • La bomba demográfica no consiste en tener muchos hijos, sino en tener pocos.
  • Malthus era tonto. Desde 1950, la población del mundo se ha triplicado mientras el PIB se multiplicó por 15.
El hombre no desertiza la naturaleza. Antes al contrario, la fertiliza. Habrá que repetirlo una y otra vez contra los dogmas oficiales que nos emplazan hacia el inminente desastre telúrico… por mor del ser humano. Y si no, recuerden lo que pasó con el desierto del Sahara y el Imperio romano. Cuando los romanos controlaban la zona, el norte de África era un vergel, el granero del Imperio. Luego llegaron los árabes, para los que la agricultura resulta muy esforzada y prefieren la ganadería. Entonces el desierto avanzó hasta el mismísimo mediterráneo. Y con excepciones, ahí se ha quedado. No hay sobrepoblación. Repitan conmigo: la bomba demográfica no consiste en que haya mucha gente sino en que haya pocos jóvenes. En definitiva, la bomba demográfica no consiste en tener muchos hijos, sino en tener pocos. Y Malthus era un poco tonto: desde medidos del siglo XX, la población mundial se triplicado. ¡Qué horror! Sí, pero resulta que como el ser humano ha sido creado racional y libre el PIB se ha multiplicado por 15, no por tres. Y además, vivimos mejor. Así que ya está bien de eco-panteísmo, una religión tan necia como liberticida. Eulogio López eulogio@hispanidad.com