• Un jubilado no deja ser una anomalía. El hombre se divierte trabajando y, si no se divierte, es que algo falla en el sistema.
  • Repartir el trabajo para combatir el paro es como prohibir trabajar a las mujeres: también se acabaría el desempleo.
  • El problema no está en el coste de los salarios, sino en el coste de los impuestos laborales.
Lo ha dicho Carlos Slim (en la imagen), el hombre más rico del mundo, hispano-mexicano de origen libanés: su fórmula para solucionar el paro consiste en repartir el trabajo, a razón de una jornada laboral de 33 horas semanales repartidos en tres días a la semana. ¿Por qué en tres días? Fácil, porque, de esta forma, si alguien quiere cobrar más puede coger dos trabajos. Pero hombre, señor Slim, que no se trata de reducir el trabajo para compartir el paro como no se trata de reducir el hambre matando a los hambrientos. Sí ya sé que si hay menos gente para repartir trabajo se acabaría con el paro, al igual que sí hay menos gente para repartir los mismos alimentos, se acabaría con el hambre, pero el procedimiento parece un tanto duro. Eso es lo mismo de quienes, cuando el paro se disparó, solicitaban que las mujeres se quedaran en casa. En efecto, sería una medida eficaz contra el desempleo. Lo que no está tan claro es que fuera una medida justa. Además, en la vida hay muchas cosas por hacer y, sobre todo, el trabajo no es la fuerza del capital. El trabajo, sea por cuenta propia o ajena, es creatividad. O nos gusta nuestro trabajo o, dado que le dedicamos un tercio de nuestra vida, parece que no seremos muy felices. ¿Se entera don Carlos? Reducir la jornada laboral no significa otra cosa que rendirse al sino y renunciar a esa creatividad humana. Dicho esto, hay que matizar. Slim ha hablado como un mexicano, o como un americano, si lo prefieren. En otras palabras, sin el peso de los impuestos laborales que rigen en Europa. En México, los impuestos laborales son muy bajos por lo que el empresario no duda en contratar. El problema de México es que los salarios también son bajos. En el vecino gringo del norte no: los impuestos laborales son bajos y los salarios netos, altos. El modelo no es ni el español ni el mexicano. En este caso, siento decirlo, el modelo es el estadounidense: salarios dignos, impuestos laborales bajos. Por esto no tienen paro. Eso sí, para una sociedad de viejos como la europea, la única solución es que el IVA, más lato, sustituya a las cuotas sociales, más bajas o inexistentes. Con los salarios vigentes en España o en México no se puede trabajar tres días a la semana, con un total de 33 horas semanales. No llega. Y la solución no parece trabajar 66 horas semanales con dos empleos… como propone el hombre más rico del mundo. Ahora bien, y entramos en la tercera andanada de Carlos Slim, que respira otra vez por el modelo mexicano, para bien y para mal. Dice Slim que nos jubilemos a los 75 años. No dice a los 70, sino a los 75. Y anda cargado de razón. Buena parte de la culpa del hundimiento estructural de la economía española, muy anterior a la crisis, han sido las prejubilaciones, verdadero cáncer social. Un jubilado no deja ser una anomalía. El hombre se divierte trabajando, y si no se divierte, insisto, es que algo falla. En cualquier caso, el modelo ideal tiene algo de lo que propone Slim: hay que anular los impuestos laborales y cambiarlos por IVA. No se puede reducir la jornada porque no se pueden reducir los salarios, sobre todo los salarios bajos, que no permiten crear una familia. Eulogio López eulogio@hispanidad.com