• La hipocresía de Bruselas con Varsovia: le acusa de deriva autoritaria.
  • El NOM, es decir, la masonería internacional, exige que mates al inocente.
  • De otra forma, no obtienes el carné de demócrata.
  • Una especie manchado con sangre inocente.
  • Y cando abdiques de tu fe y de tus principios estás en su manos.
  • Pero sería de agradecer una cristofobia menos hipócrita.
Recuerden la trilogía -películas- del Caso Bourne, aquel asesino creado por los servicios secretos norteamericanos. Divertidas las tres historias pero hay un punto, en la trama final, que hace reflexionar. Nuestro buen matón tiene conciencia y quiere saber cómo le lavaron el cerebro para convertirse en lo que era. Y entonces recuerda: para entregarse plenamente a la causa debe matar a un hombre maniatado y amordazado. Bourne pregunta a sus instructores por qué aquel hombre merece la muerte, pero el instructor no cede en el punto más vital de su aprendizaje. Bourne mata al indefenso y desde entonces ya está en manos del 'proyecto'. Esto le acarreará algunos problemillas psicológicos, es decir, morales. Pues lo mismo perpetra el Nuevo Orden Mundial (NOM) para conquistar el mundo. Lo mismo ha hecho la Unión Europea con Polonia. Han lanzado un ultimátum a Varsovia  (los eurócratas de Bruselas han nacido para lanzar ultimátum y otras amenazas varias) por su "deriva autoritaria". Para entendernos: que el NOM bruselino, esto es, la masonería internacional que controla la Unión Europea, no soporta que en Polonia las elecciones las haya ganado el Partido Ley y Justicia, de Beata Szydlo, partidario, por ejemplo, de no matar bebés, es decir, contrario al aborto. ¡Hasta ahí podíamos llegar! Empiezan respetando a la persona más débil y más indefensa y se acaba creando una pacífica convivencia global. No lo duden: se trata de la paz de los cementerios. Así que Bruselas, con la cooperación de algunas mentes agudas, como la del eurodiputado pepero español, Esteban González Pons -el gato de Cheshire-, arremete contra un partido que ha ganado las elecciones por aplastante mayoría y que sí, creen en el derecho a la vida. Pero claro, el NOM, los masones de Bruselas, no pueden decir que eso es lo que no les gusta, porque acabarían presentándose como lo que son: los únicos autoritarios de esta fiesta. No, aseguran que el nuevo gobierno de Varsovia vulnera la independencia del Tribunal Constitucional. Lo cual es cosa de mucha risa porque, al igual que ocurre en España y en otros muchos países de la Unión, el tribunal de marras es el más politizado de todos y vota la mayoría de los asuntos, según cuota de partido, es decir, según el partido que les ha nombrado. Tiene bemoles la copla. Ahora es Varsovia, antes fue Hungría. Para entendernos, la masonería (hoy revestida en NOM) controla la UE, y la masonería ha nacido para liquidar a la Iglesia (por ahora con poco éxito) y siempre ha apuntado contra lo cristiano. Y el resto se explica por sí solo. Pero, al menos, sería de agradecer una cristofobia menos hipócrita. Eulogio López eulogio@hispanidad.com