• Medjugorje: 1.000 videncias y millones de vivencias.
  • Algunos comecuras saben que Dios no existe porque se lo ha comunicado Él, personalmente.
Decíamos ayer… El papa Francisco viaja a Sarajevo. Y entonces mi paisano, el asturiano Javier Morán, se lanza en plancha, en La Nueva España, demostrando que nada hay más clerical que un comecuras. Con su artículo, que ya da pistas, "Apariciones de la Virgen, el problema", Morán demuestra que se lo sabe todo, el tío, sobre derecho canónico, todo lo señala, todo lo malinterpreta. La tesis es que "deliberadamente" Francisco no ha querido visitar Medjugorje. He aquí a un hombre portentoso, que está en la cabeza misma y, sobre todo, en el corazón de Francisco. Si no visitó el lugar de las apariciones marianas es porque "deliberadamente" así lo había decidido. A lo mejor fue algo más sencillo, a lo mejor es que trataba de un viaje rápido y simplemente no daba tiempo para trasladarse -difícil traslado, por cierto- a la miserable aldea bosniocroata. Pero nuestro Morán es un progresista, por lo tanto, va mucho más allá. En primer lugar tacha a Medjugorje de lugar "de las mil videncias". Espléndido desprecio de un hecho extraordinario en el que, miren ustedes por dónde, creen millones de personas de todo el mundo que peregrinan hasta allí, más decenas de miles que se confiesan y se convierten, justamente allí, y otros cientos de millares que narran lo que ocurre en la capital mundial de la confesión. Pues bien, todo eso es más que la historia de las mil vivencias y el látigo de las mil colas. Para fantasmas, los asturianos. Más. Argumento de autoridad. El Papa comentó hace semanas que la Virgen no era "una estafeta de correos". Verás Javierito, no fue hace semanas, fue hace año y medio. Y olvidas la primera parte de la frase -en efecto, no la más afortunada- de Francisco: "la Virgen es nuestra madre y nos quiere pero…". Las conclusiones de Morán, al que al parecer nuestra Señora no le cae especialmente bien, es que Benedicto XVI le puso a la proa a Medjugorje. Pues mira que resulta extraño que ese "racionalista" de Ratzinger le pusiera a la proa. La historia de Medjugorje, al igual que la de Garabandal, es que el ordinario del lugar de las apariciones, que es quien tiene mando en plaza, no ve con buenas ojos el asunto, incluso niega la sobrenaturalidad de los hechos. A partir de ahí, lo que suele suceder es que nadie hace ni caso. Pero miren ustedes por dónde, la lealtad de las videntes (los de las 1.000 videncias) mantiene la atención del mundo entero que peregrina hacia aquella pedanía diminuta donde suceden cosas extraordinarias. Juan Pablo II creía en Medjugorje, el "racionalista" Ratzinger creía en Medjugorje. Tanto es así que, usando una vía extraordinaria, el papa alemán optó por desautorizar al obispo de Mostar creando una Comisión en el Vaticano para que dictamine sobre Medjugorje. Y dictamina, con un resultado abrumadoramente mayoritario a las apariciones. Morán, el gran tragavírgenes, insiste en que, afortunadamente, allí está el cardenal Müller, sucesor de Ratzinger, como prefecto de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la fe, otro racionalista (cuidado Morán, que estás hablando del jefe del Santo Oficio), quien advirtió a los obispos norteamericanos sobre el viaje de uno de los 'videntes (de la 1.000 videncias) por Estados Unidos. Hombre no, lo que hizo, no Müller sino el nuncio en Estados Unidos, fue asegurar, citando a Müller, que mientras la Sagrada Congregación no se definiera sobre Medjugorje y el Papa no habla, el vidente Iván no debería hablar en templos católicos. Naturalmente otros muchos países han pasado de las recomendaciones del Nuncio Vaticano y han recibido a Iván. Incuso los españoles han pasado de la advertencia de tres obispados para no viajar a Medjugorje y cada día viajan en mayor número. Así que no mientas, Javierito: Müller no ha dicho que las apariciones de Medjugorje sean falsas. No puede decir que la mayoría de los miembros de la Comisión han optado por la sobrenaturalidad de esas apariciones (más que nada porque "por sus obras los conoceréis") y porque, al final, la última palabra la tiene el Papa. Y este Papa, en esta materia y en otras muchas se está rebelando contra el secuestro de su palabra que había implantado la progresía mundial. Por ejemplo, tú Javier Morán. No contento con eso, nuestro comecuras, curioso analista papal, nos advierte contra los peligros de la estafa comercial de las apariciones marianas y cuando no puede ni plantear tamaña estafa, porque le correrían a boinazos, nos explica que se ha exagerado mucho con el tercer Secreto de Fátima y que la buena de Bernadette Soubirous tuvo que huir de la zona de las apariciones para recuperar la cordura y librarse del estrés a la que le sometían los fanáticos. Todo muy histórico. Ya lo decía Ronald Knox: aquí todo el mundo está dispuesto a aceptar lo extraordinario mientras no les obligue a reconocer la existencia de Dios. Javier Morán pertenece al grupo de los que saben que Dios no existe, la Virgen María tampoco… entre otras cosas porque ambos se lo han comunicado, oficialmente, a Javier Morán, de La Nueva España. Y ese tipo de iluminados racionalistas, no pueden aceptar ni la sobrenaturalidad de Medjugorje. Es una cuestión de principios. Y, ciertamente, las apariciones marianas representan un serio problema: sobre todo para Javier Morán. Eulogio López eulogio@hispanidad.com