- El presidente del Gobierno, marcado por su tibieza, visita Toledo como ciudadano Mariano.
- Y se deja ver con obispos, y defiende la libertad de enseñanza. ¡Qué cosas!
- Cuatro años lleva el ciudadano Mariano burlándose de los católicos y ahora se nos vuelve pío. ¿Le creemos?
- Yo no: el Gobierno Rajoy lleva la impronta masónica. Y ahí no percibo cambio alguno.
Decíamos ayer, que
tras cuatro años burlándose de los cristianos,
a Mariano Rajoy (
en la imagen) empezaba a preocuparle el voto en valores, es decir, en valores cristianos. De ahí su sorprendente, y asombroso, discurso en defensa de la libertad de los padres para elegir la educación que desean para sus hijos. Con sus complejitos de siempre, claro, pero al menos citó el asunto.
Un día después, jueves 26,
Festividad del Corpus Christi, Rajoy daba un paso más en su actual tarea de pasarle la mano por el lomo a los católicos tras una legislatura de cuchufletas: se fue a Toledo "como un ciudadano", claro, porque él es muy laico,
a presenciar la Procesión del Corpus.
Y días atrás,
se encargó de que le filmaran las cámaras de televisión departiendo con el arzobispo de Madrid, monseñor
Carlos Osoro, en la misa por el alma de los fallecidos en el terremoto de Ecuador.
Y es que a don Mariano le faltan votos y ha tenido que arremangarse. Recuerden cuál era su postura oficial:
Yo soy católico pero no le pido a nadie que me vote por ser católico, respondió un pelín chulesco, antes del 20 de diciembre, convencido de que iba a arrasar y de dos cuestiones que han sido claves en el PP respecto a los católicos:
- El voto católico no existe.
- Y aunque exista, los católicos van a tener que votarnos al PP aunque sea tapándose la nariz.
Pues bien,
la política de Rajoy ha constituido un alarde de tibieza y ya saben lo que dice el texto básico del cristianismo, la Biblia (Apocalipsis 3, 15-16): "Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca".
Pero
ahora necesita del voto católico. Y claro se va hasta la
Procesión del Corpus. Eso sí, como 'ciudadano': el ciudadano Mariano.
Cuatro años lleva el ciudadano Mariano burlándose de los católicos y ahora se nos vuelve pío. ¿Le creemos?
Yo no: el Gobierno Rajoy lleva la impronta masónica. Y ahí no percibo cambio alguno.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com