• Las cosas se explican bien unas por otras: lo difícil es explicar por qué hay cosas.
  • Lo difícil es el salto de la nada al ser, lo que ocurrió antes del 'big bang'.
  • La ciencia sólo puede abordar lo material. Lo inmaterial le está vetado.
  • Y el cientifismo es la gran necedad de nuestro tiempo.
Gran avance científico. Se ha conseguido detectar las ondas gravitacionales. Por decirlo en términos muy simples, a partir de ahora, el universo, no sólo se podrá ver sino también oír. Enhorabuena. Un paso más dentro del vademécum que Einstein (en la imagen) creara hace un siglo, sobre todo con su teoría general, la de la relatividad, la más relevante. Luego viene la traducción televisiva, que, igualito que ocurrió con el Bosson de Higgs, se empeña en demostrar, no la existencia de ondas gravitacionales sino la inexistencia de Dios. Cómo no, con el 'Big Bang' por bandera. Las teles ya tienen preparadas las imágenes de un magma explosivo, que es con lo que se queda el personal, al tiempo que una voz en off, con timbre serio y tono moderado, como si fuera el sobrino favorito de don Albert, nos aclara que el nuevo avance científico "podría explicar el nacimiento del universo". La verdad que ni las gravitacionales, ni ninguna onda, ninguna realidad virtual, puede explicar el nacimiento del universo. Lo que puede explicar la ciencia es su desarrollo, que es cosa bien distinta. Habrá que repetir una y otra vez -hasta que te lo aprendas, desgraciado- que la ciencia sólo pide explicar la materia; aquello que se puede ver, medir o pesar. La física, incluida la del gran Einstein, puede explicarnos cómo se desarrollan las cosas. De hecho, las cosas se explican fácilmente unas por otras: lo difícil es explicar por qué existen cosas, por qué existe algo. Y ahí el científico no tiene nada que hacer. El salto de la nada al ser: ese es el problema de los problemas. Y eso sólo puede explicarlo la filosofía, la teología, la poesía o… la revelación. Pero las ondas gravitacionales, se lo aseguro, no podrán, como el 'Big Bang', explicar nada sobre la creación. No es el minuto cero del universo. Yo no puedo admitir que los físicos empiecen a contarme la película por la mitad y me hablen del 'Big Bang'. ¿De dónde salieron las partículas del 'Big Bang'? El pobre Einstein, que era un tipo inteligente, se pasó media vida intentando explicar que su relatividad no tenía nada que ver con el relativismo. También explicó lo que él entendía por máquina del tiempo, que no deja de ser un ejercicio teórico. No imposible, sino inconcebible, porque una cosa es que viaje la luz y otra que viaje la realidad, entre otras cosas porque la existencia racional no consiste en un qué sino en un quién, y los quienes no viajan a la velocidad de la luz. Es igual, acabo de ver a una intrépida reportea preguntar a un físico, igualmente intrépido, por la máquina del tiempo. En resumen, la ciencia da de sí lo queda de sí, no más: cosas estupendas, pero circunscritas al mundo material. Lo inmaterial, tan real como el dolor de muelas (las muelas son materiales, el sufrimiento inmaterial), le resulta impenetrable. Otro sí, la ciencia no tiene fe ni patria, pero los científicos sí. Y algunos científicos, y algunas reporteras, parece que también carecen de sentido común. Luego está la soberbia científica, que, se lo aseguro, puede ser más inconmensurable que ningún otro tipo de orgullo, incluido el académico, el artístico o el político. Recuerdo que cuando le pregunté a un familiar, químico de profesión, lo del salto de la nada al ser, esto es, que el 'Big Bang' no podía ser el principio, me respondió: "eso no le interesa a la ciencia". Pues si el origen de las cosas no interesa a la ciencia, la ciencia tampoco me interesa a mí. El cientifismo, esa ignorancia de nuestro tiempo, ha buscado su salida: claro, es que la creación no existe. Y si la creación no existe, ¿cómo existe lo creado? Eso tampoco interesa a la ciencia. Lo que ha hecho el Nuevo Orden Mundial (NOM) para evitar una pregunta para la que no tiene respuesta si se prescinde de Dios Creador, es muy sencilla: Llamémosle creacionismo. Es un 'ismo', no es científico, luego debemos rechazarlo. Y ahí seguimos con las ondas gravitacionales, el Bosson de Higgs y otras espléndidas menudencias. Eulogio López eulogio@hispanidad.com