- Los musulmanes exigen demasiado en Europa pero no ofrecen reciprocidad.
- Siguen el viejo aforismo: lo mío es mío, lo tuyo es de los dos.
- El islámico que vive en España debe respetar el cristianismo.
- Porque Europa es una creación cristiana.
Decíamos ayer que
no era bueno que las empresas puedan prohibir el velo islámico, según las sentencias de los tribunales europeos. Y decíamos que no lo era porque, aunque no se puede esconder la identidad de cada cual (quien algo esconde, algo oculta), nos encontramos con permitir el
velo islámico, más bien el pañuelo, se compara con los
símbolos cristianos, como puede ser el crucifijo o una imagen de la Virgen.
Aclaremos algunas cositas:
1.-
Un crucifijo no es un velo islámico. El crucifijo es el sentido básico de la cosmovisión y la fe cristianas. El velo es una norma de moral que yo creo margina a la mujer pero que la defienden muchas musulmanas. En cualquier caso, prohibir el velo no es como prohibir, por ejemplo,
el Corán.
Igualar todas las creencias
no es más que una memez o algo peor: una memez interesada.
2.- Resulta cachondeante que
los musulmanes protesten porque se les reduzcan sus derechos en Europa, fruto del cristianismo, cuando en países islámicos (por ejemplo, Arabia Saudí) el mero hecho de leer el evangelio puede llevarte al potro de tortura
o a la muerte.
Mientras no haya reciprocidad lo que tiene que hacer el musulmán que vive en Europa es
respetar a los cristianos con mucho entusiasmo.
3.- En la misma línea:
Europa no es la península árabe, es una construcción cristiana, por tanto, los musulmanes no tienen derecho a exigir, sino a pedir
y el deber de respetar la costumbre del país que les acoge. Otra cosa es que en el seno del Cristianismo vaya la acogida al otro.
Para aclararnos.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com