• El monopolio de las ideas, el más grave de todos. Se llama pensamiento único.
  • No es la misma burbuja de ayer: antes no había financismo.
  • Cuando tengas algo ahorrado practica la caridad -dónalo- o métete a empresario, no a rentista.
Decíamos el martes que otra de las ideas de los chiflados de Basilea, de Francfort (el BCE, en la imagen), de Londres, de Nueva York y de Madrid es que si un banco no funciona lo que tiene que hacer es fusionarse. Como con los tipos al 0% no hay margen posible, no hay negocio, lo que tienen que hacer es hacerse más grandes. Y así, sólo le sacarás al cliente una décima de céntimo, pero tendrás millones de clientes. Atrévete a atacar el monopolio y verás. Lo decía Chesterton: "¿Qué hubiera pensado el lector criticón si nada más empezar este bosquejo hubiera entrado en una larga discusión sobre la ley de difamación? Sin embargo, si yo fuera estrictamente práctico, hallaría que ése es uno de los obstáculos más positivos. La ridícula posición actual es que el monopolio no es rechazado como fuerza social, pero que todavía puede agraviar como imputación legal. Si usted intenta impedir que un hombre acapare leche, lo primero que ocurrirá será que sufrirá un ruinoso proceso por calumnias por haber llamado a tal cosa acaparamiento. Es claro que el simple sentido común dice que si la cosa no es pecado, no hay calumnia. Tal y como están las cosas, no hay castigo para el que lo hace, pero hay castigo para el que lo descubre". Pues lo grave es que el monopolio de hoy es el monopolio del pensamiento único. Por ejemplo, el del duopolio televisivo. Y es el monopolio de las ideas, el más grave de todos. Se llama pensamiento único. Volvamos a la banca: fusiona dos bancos y tendrás tres problemas. Nada podrá hacer que los bancos quiebren con la política monetaria actual. En cualquier caso, la solución para el particular es fácil: no te endeudes jamás y cuando tengas algo ahorrado practica la caridad -dónalo- o métete a empresario, que no a rentista. Las fusiones no solucionan nada: empeoran el panorama. Eulogio López eulogio@hispanidad.com