La mujer se está haciendo odiosa a los ojos del varón
- No está aumentando el machismo pero aumentará.
- Se ha impuesto el feminismo y, en consecuencia, se dispara la misoginia.
- El feminismo ha hecho realidad la proposición misógina de Wodehouse.
- Misógina y cachonda: "La felicidad de un hombre depende de cuánto sepa alejarse de las mujeres".
- El feminismo ha logrado, ciertamente, la mayor cosificación de la mujer en toda la historia humana.
- La debilidad de la mujer es la misma debilidad de Dios.
- La mujer modesta duplica su encanto.
Repitamos: no llamamos sexo débil a la mujer porque posea una menor fuerza bruta que el hombre sino porque necesita sentirse estimada. Traduzcan esa estimación ajena como prefieran: amor, deseo, valoración ajena, admiración… lo que quieran, aunque yo lo haría por amor, pues entonces estarían pensando en la excelencia femenina, el genio femenino, y no en una femi-menudencia o en algo peor. Ahora bien, esa debilidad es grandiosa, es la misma debilidad de Dios, creador que necesita el aro de la criatura, por la sencilla razón de que "Dios es amor" y el amor es bidireccional. Y eso sí: la corrupción de lo mejor siempre será lo peor. Por ejemplo: cuando la mujer en lugar de ser amada busca ser deseada, entonces la feminidad se animaliza. Eso es exactamente lo que ha ocurrido con el virus feminista, que se ha inoculado en tantas mujeres que ahora confunden independencia con instinto -precisamente con instinto-, que representa el fin de la libertad y, con él, de la independencia. Por tanto, quienes aseguran que la mujer sabe amar mejor que el hombre están diciendo un tópico cierto. Pero quienes aseguran que el hombre es más violento que la mujer están diciendo una memez. Claro que la mujer es menos violenta que el hombre: sabe que saldría perdiendo. Pero la violencia en una raza racional, la humana, no puede circunscribirse a la violencia física, ¿verdad que no? Por lo demás, insisto en lo ya dicho y que tampoco ha gustado a alguna lectora de Hispanidad: cuando la mujer puede ejercer violencia física la ejerce con especial crueldad. Ejemplo: en el aborto, donde la fémina es la responsable última (no digo que el hombre no sea corresponsable, sobre todo por omisión) de la gran matanza del mundo moderno. Pero me temo que el virus feminista ha inoculado incluso a muchas mujeres. Ahora, ese virus adquiere la fórmula de ideología de género y la más concreta sobre violencia machista. He escuchado a mujeres con la cabeza bien amueblada decir verdaderas necedades cuando se ponen hablar de la guerra de sexos declarada por el feminismo. Ejemplo, bajo la exageradísima violencia machista hemos conseguido que la mayoría de los señores consideren que la mujer es una santa sin mácula mientras que el varón es una bestia que acumula todos los errores y todos los horrores. Mujer sana, hombre demonio. Y con esa simplificación caminan millones de feministas y feministos por el universo-mundo. Ese tipo de mujer en permanente guerra contra el sexo masculino, me temo que mayoritaria hoy en día, está haciendo realidad aquel misógino dicho del cachondo de Wodehouse: "La felicidad de un hombre depende de cuánto sepa alejarse de las mujeres". Hay varones que tratan a la mujer con la misma exquisita lejanía con la que el dueño de un perro recoge en la calle las heces del animalito. Por supuesto, nada de comprometerse con una mujer y mucho menos en la procreación y educación de la prole: todo eso son instrumentos espléndidos pero que, gracias a la ideología de género, se convierten en armas arrojadizas… en contra del varón. De entrada ante los tribunales. Algunos compañeros de profesión ya han introducido ese principio en sus meninges: y si quieren sexo lo pagan. El feminismo ha logrado, ciertamente, la mayor cosificación de la mujer en toda la historia humana. No les justifico, naturalmente, pero la verdad es que no me extraña. En nombre de la defensa de la mujer estamos haciendo odiosa a la mujer y todos los energúmenos acaban echando mano de la fuerza. Sí, la guerra de sexos iniciada por el feminismo va a hacerle mucho daño a la mujer. Un ejemplo menor pero muy ilustrativo: en nombre de la liberación de las féminas decretamos la libertad sexual total. Y ahora resulta que el más Podemos de los laborista ingleses, el pesadito de Jeremy Corbyn, quien ahora solicita que en Londres haya vagones sólo para mujeres -es decir, segregación por razón de sexo- para evitar que el hombre, un depredador sexual, ya nacido más salido que el pico de un queso- les acose en el atestado metro londinense. Ejemplos de la consecuencia de este tontifeminismo los hay a miles: en España hemos aceptado una ley -contra la violencia de género- absolutamente injusta, donde un varón es encarcelado por el simple hecho de que una mujer le haya acusado de malos tratos, en tantos casos inventados. Como le ha ocurrido a uno de los ponentes de la ley, el ex ministro socialista Juan Fernando López Aguilar, acusado en falso por su señora que ha estropeado, se ponga como se ponga, su carrera política. El feministo cazado, se titula la peli. Pero lo grave es que la mujer se está haciendo odiosa a los ojos del varón. Es el resultado del virus feminista. Eulogio López eulogio@hispanidad.com