- Es decir, nadie es inocente mientras no logre demostrar lo contrario.
- Y a esto le llamamos Estado de Derecho.
- Continúa habiendo dos tipos de personas, los buenos y los malos.
- Los buenos son los que no interponen querellas ni demandas al prójimo.
- Los tribunales se utilizan, y se dejan utilizar, para satisfacer venganzas personales.
- Y los tribunales de justicia cada vez tienen menos que ver con la justicia.
Es curioso:
todo el aparato judicial, al que apoya el aparato informativo (hoy llamado mediático porque nos hemos vuelto muy pedantes), está pensado y actúa cotidianamente a favor del acusador
y en contra del acusado.
En ese ambiente, propiciado por las leyes, por los tribunales y los medios, todo el mundo es culpable mientras el propio acusado
no logre demostrar lo contrario.
Aún más: los tribunales se han convertido en un instrumento de venganza del perverso contra sus adversarios
o contra aquel que no se le somete.
Sigue siendo cierto, cada día más cierto, que existen dos tipos de personas: los buenos y los malos. Los buenos son los que
no interponen querellas ni demandas a sus adversarios.
Los que no utilizan para sus venganzas personales un sistema judicial que parece estar deseando ser utilizado para ello.
Conclusión final: los tribunales de justicia cada vez tienen menos que ver con la justicia.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com