'Lolito' Macron le explica al 'yogurín' Sánchez hacia dónde debe ir España.
Y no vivimos en el crepúsculo de las ideologías sino en las ideologías extraordinariamente maleables.
El presidente francés Emmanuel Macron y el presidente español, Pedro Sánchez se han reunido en París tras las elecciones europeas del 26-M para frenar a la ultraderecha, un gnomo muy malo que ha surgido en Alemania, Francia, Italia Holanda… a los que los progres añaden Austria, Hungría, Checoslovaquia, Suecia, Polonia, Rumanía, Bulgaria, Grecia… en todos los países europeos menos, al parecer, en Portugal.
En la internacional progre puede estar la izquierda y la derecha. Por ejemplo, el PSOE y Ciudadanos. Y hasta conservadores como el PP
Con ese elenco Macron y Sánchez están mezclando la churras con las merinas -nada tiene que ver Santiago Abascal con Marine Le Pen- y siguen sin plantearse, lo mismo que media Europa, la pregunta clave: ¿Cómo es posible que en Europa hayan surgido tantos ultras y haya florecido tamaño grado de fanatismo?
Y es que la internacional progresista, que no comunista, que pretenden Macron y Sánchez, tiene su origen en la descristianización del continente y en la paganización de Europa. Pero la pareja hispano gala no lo sabe… porque son paganos y ligeramente masoncetes.
Macron es un banquero de inversión metido a progresista, Sánchez es un progre que acabará en banquero de inversión. Los dos resultan tan tolerantes como reconvertibles
Ahora bien, la internacional progresista de Sánchez-Macron qué pretende: ¿detener a la ultraderecha o silenciar a los cristianos? Yo diría que lo segundo. En la Europa actual a nadie le importa que seas centralista o federal, liberal o estatista, conservador o socialista. Todo eso está permitido. Lo que está prohibido es ser católico. Ya saben, el progresismo se define así: abajo los curas y arriba las faldas. Es una filosofía muy profunda.
En la internacional progre puede estar la izquierda y la derecha. Por ejemplo, el PSOE y Ciudadanos. Y hasta conservadores como el PP. Además, Macron es un banquero inversión metido a progresista, Sánchez es un progre que acabara en banquero de inversión. Los dos resultan tan tolerantes como reconvertibles, es un tipo que no se caracteriza por las ideologías crepusculares sino por las ideologías maleables o ideologías de plastilina. Antes se llamaba a este fenómeno chaqueterismo pero ahora estamos en un mundo mucho más rico y poliédrico: el de las ideologías-plastilina.