• Según el ex secretario general de la OTAN, el primer ministro húngaro, Orbán, se mostró partidario de admitir, sólo, refugiados cristianos.
  • No es verdad que lo dijera pero si lo hubiera dicho apuntaría en la dirección correcta.
  • Con la crisis de los refugiados, al parecer vale todo para la progresía, también mentir.
Javier Solana (en la imagen) es un cristófobo entusiasta. Su principal tarea era ganar cristianos para el racionalismo, el credo sin dogma de los hombres libres de compromiso y hasta de ideas. A Federico Sopeña, su amigo sacerdote, le repetía retador: ¿Qué Federico, ya ha perdido la fe? En otras palabras, el socialista Solana es un grandísimo progresista. Ahora, don Javier ha cogido, antiguo secretario general de la OTAN, una ONG dedicada a ayudar a los más necesitados. Don Javier es, en suma, un progresista de tomo  lomo. Y como buen progresista necesita dividir el mundo entre buenos y malos; malos son los que matan a los delfines y el primer ministro húngaro, Viktor Orbán ha abierto la veda y a la progresía le encantan las víctimas fáciles. Si encima Orbán es el único político europeo que no se avergüenza de su condición de cristiano -evangelista-, tiene asegurado su papel en el banquete: su lugar está en el plato. Pero Solana necesitaba destacarse en la campaña de insultadores de Orbán. Por ejemplo el miércoles cuando, en el Foro de la Nueva Economía, algo así como el parlamento bis, aseguró que Orbán había asegurado que sólo acogería a refugiados cristianosLa embajadora de Hungría en España, Enik? GY?RI, se ha encargado de recordarle que no es cierto, que Orbán jamás dijo eso, pero a nadie le importa la aclaración. La piedra ya está tirada. Dos cosas: Si Orbán hubiera dicho lo que no ha dicho algo de razón tendría. Es verdad que los cristianos debemos acoger a todos, sea cual sea su credo, pero si se trata, no sólo de acoger, sino de integrar (que diría nuestra vicepresidenta) entonces lo lógico sería que los países cristianos acogieran primero a cristianos. Ellos se integran mejor. Y esto, también porque los cristianos no son fanáticos ni se meten a yihadistas, mientras el Ejército Islámico aprovecha la marea de refugiados para introducir en Europa a sus asesinos. Segunda cuestión: no puedo estar de acuerdo con Orbán. A pesar de todo ello, hay que recibir a quienes huyen de la miseria. Con alambradas no vamos a muchos sitios. Ya saben la norma: solidarios sí, idiotas no. Pero Orbán no es el malo de la película y no me gustan los linchamientos a los que tan aficionada es la progresía tipo Javier Solana. Eulogio López eulogio@hispanidad.com