- Tiene más que ver con peticiones tan absurdas como la de los padres progres de la CEAPA, quienes exigen la supresión de los deberes escolares.
Dice la
OCDE que España es el país donde más jóvenes abandonan sus estudios: uno de cada cuatro, para ser exactos. De inmediato, los tertulianos, la voz de nuestra conciencia colectiva, se nos han echado encima para indicarnos el camino a seguir:
mejorar la educación. Al final, todo consiste en más presupuestos para la educación, que no supone más presupuesto para los
discentes sino para los docentes.
Ahora bien, la España progre lleva más de una década siendo especialmente generosa con la educación. Sin embargo, más dinero ha significado más fracaso. Por tanto, no es una cuestión de recortes. Debe tratarse de otra cosa.
Por ejemplo de lo siguiente. Las asociaciones de padres de alumnos de la escuela pública, los progres de la CEAPA, exigen -estos chicos nunca piden, siempre exigen-
la supresión de los deberes escolares. No, no piden horarios escolares más breves, dado que les resulta más cómodo aparcar a los niños más tiempo en el colegio, pero sí exigen que, cuando ellos lleguen a casa, no tengan, no ya que ayudar a sus hijos, sino tan siquiera escuchar lo que sus hijos tengan que contarles sobre sus dificultades escolares, sobre sus amigos, preocupaciones, etc. Lo mejor es que no tengan deberes que induzcan a la participación de los padres en la educación: lo mejor es que vean la tele, que abre muchos horizontes…
Los progres de la
CEAPA se han apoyado en alguien tan poco progre como es la precitada OCDE, que en uno de sus artículos aseguraba que los deberes producen ¡desigualdad!, afirmación que a mí me ha producido estupor. Es algo tan profundo que a servidor se le escapa. Los de la CEAPA, mucho más prácticos, hablan de que los deberes perturban "la relación entre padres e hijos". Muy cierto, sobre todo cuando el niño pide a sus padres que le ayuden a hacerlos. En plata, que
los padres no quieren comprometerse en la educación de los hijos y los hijos son tan vagos que prefieren no atender en clase ni llevarse obligaciones a casa.
A lo mejor lo del fracaso escolar va por ahí.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com