• Cambiaría el alambicado sistema pentárquico por el límite de permanencia en cualquier cargo público.
José Antonio Fortea ha presentado en la editorial Sekotia su nuevo libro "La decadencia de las columnas jónicas". He aquí al cura exorcista metido a analista político. Y no es malo, porque Fortea resulta condenadamente inteligente y siempre brillante. Plantea el problema de la Pentarquía, un delicadísimo equilibrio de poder que deja a Montesquieu como un hacedor de resúmenes. Por lo demás, sus críticas a las miserias de las democracias occidentales actuales no pueden resultar más atinadas. La verdad que es yo cambiaría cualquier sistema político por otro donde se incluyeran la limitación de mandatos para todo tipo de cargo público. Con ello evitaríamos muchos más males que con complicados diagramas como el de la Pentarquía. Pero tengo algo más contra el volumen de Fortea que, insisto, al mismo tiempo, no tiene desperdicio, por brillante. Parece olvidar que no existe el sistema incorruptible y que los sistemas, a fin de cuentas, no se corrompen, lo que se corrompe es el hombre. Yo creo que la Pentarquía no fracasaría por incoherente sino por compleja. Demasiado compleja. Yo lo decía el maestro Hommer Simpson, sobre un matrimonio actual que se parece demasiado a los actuales sistemas políticos: "Este es el problema de la pareja actual: la comunicación. Demasiada comunicación". Demasiadas normas, Padre Fortea, para algo tan simple como un sistema político. Y es que los sistemas son simples y complicados mientras las personas suelen ser sencillas y complejas, difíciles de administrar e imposibles de prever… afortunadamente. Y los curas no son sabios por conocer los sistemas sino por conocer a las personas, ciencia mucho más abstrusa y mucho más eficiente. Por lo demás, la democracia no está en peligro: el que está en peligro es el hombre y, con él, la democracia. Eulogio López eulogio@hispanidad.com