Muy bueno lo de Francisco González (en la imagen), presidente del BBVA. En primer lugar, decide borrar del mapa al resto de bancos, dado que no han sido capaces de adaptarse a la digitalidad. Vamos que, a la postre, quedarán el suyo y Google, convertido en Googlebank (quiero creer que ya habrán registrado la marca).

¿Quién le escribe los discursos al presidente del BBVA? ¿O se los escribe él mismo?

Todo ello en el Mobile, el salón mundial de la telefonía móvil de Barcelona, porque en cuanto oye hablar de digitalidad, FG se da por eludido.

Pero lo mejor del presidente del BBVA es el interior, cuando camina hacia las esencias, cuando profundiza. Apunten esta parte de su intervención para el lapidario glorioso: "Los datos se pueden trasformar en información, la información en conocimiento y el conocimiento en nuevos productos". ¡Olé!

A ver, empecemos por el principio, que no es mala idea. Los datos no se convierten en información, son información. Y el problema de la información no es cuando se convierte en conocimiento, sino cuando degenera en comunicación, bellísimo concepto hoy sinónimo de propaganda.

Ahora bien, si seguimos ascendiendo por la escala de la sabiduría efegiana, desde el conocimiento llegamos a la cumbre: vender más. Uno diría que desde la sociedad del conocimiento deberíamos pasar a algo menos prosaico que los 'nuevos productos', es decir, a algo más elevado y humanístico que 'hacer caja'. Porque si resulta que toda la información y todo el conocimiento sólo sirven para engrasar la cuenta de resultados, pues oiga, no sé yo si para ese viaje hacían falta tan pesadas alforjas.

Si FG hubiera concluido que del conocimiento viene la realización personal, los modelos de vida, e incluso la felicidad, nada que objetar. Ahora viene, si toda la sociedad de la información y del conocimiento tiene como meta vender más. Pues mire… pues no sé… pues me alegro.

¿A este hombre quién le escribe los discursos? O lo que es peor: ¿se los escribe él mismo?

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com