• Las marcas de los grandes: inmanentismo, autocracia, antinatalismo y, por supuesto, financismo.
  • Lo único que les sobra es el cristianismo.
  • Conclusión: no hay líderes cristianos, ergo, no hay líderes.
  • Una constante recorre el planeta: el ser humano no mola.
El G-7 se reúne en Alemania y comienza en domingo, algo que no ocurría en otras cumbres, porque en todo Occidente la actividad se paralizaba en Domingo, Día del Señor. Y resulta que el G-7 es, era, la expresión de Occidente. El G-7 se reúne sin Rusia (un ocho para el G-7), porque Obama un líder que no es líder, ha decidido que su enemigo no es ni China, ni el mundo árabe ni tan siquiera el fanatismo islámico: son los rusos en general y Vladimir Putin en particular. Las televisiones, arquetipo de la globalidad intelectual -ese decir, pensamiento débil actual- han lanzado, según costumbre, la misma imagen de la nueva Cumbre del G-7: llegan los líderes y, para demostrar que no estamos con el poder, sacamos a los cuatro manifestantes y a la policía que carga contra ellos. Nada le gusta más al poder que los medios, presuntamente críticos, conviertan un problema ideológico, es decir, de fondo, en una problema de orden público, es decir, de forma. Putin no ha sido invitado porque al liderazgo mundial occidental del momento presente o al menos a la falta de liderazgo, con el mediocre Barack Obama al frente, no puede aceptar un líder como el ruso, con graves defectos ciertamente, pero que cree en algo, el problema del resto de los líderes presentes en la Cumbre es que no creen en nada. Bueno sí, creen en la fuera del dinero y en el dinero que les da fuerza. Y entonces, ¿cuál es la ideología imperante en el G-7? ¿El capitalismo? No exactamente. El capitalismo sólo es la consecuencia. En el G-7 actual se da una mezcla de inmanentismo, autocracia, antinatalismo y financismo. Inmanentismo: ninguna visión trascendente es bienvenida. Peguémonos a la tierra. Ya saben: lo que no son cuentas son cuentos. Autocracia. Los líderes presentes presumen de democracia y realmente estamos hablando de regímenes democráticos. Ahora bien, la autocracia crece en mil formas. Por ejemplo, prorrogando los mandatos de los dirigentes, reconvirtiéndose de presidentes o primeros ministros, renovando las normas para prolongar el mando. En cualquier caso, perpetuándose en el poder. Eso, y una peligrosa consideración que va cundiendo en todo Occidente: democracia no consiste en respetar los derechos del individuo sino en votar cada cuatro años. Antinatalismo. Está en el fondo de todos los arquetipos sociales, en todos los regímenes: la gente no mola. Seamos menos o no seremos (dilema absurdo pero imperante). Y a esto unimos una segunda idea, a título de colofón estúpido: este planeta que no acoge es más importante que nosotros mismos. Por último claro está financismo. Que no es estrictamente capitalismo ni mucho menos liberalismo. El financismo es que el rentista prime sobre el productor y que el ahorro se imponga a la producción. En otras palabras, que manden los mercados financieros sobre la economía real y, con ello, del especulador sobre el hombre que crea. En definitiva, el nuevo líder mundial es un líder del Nuevo Orden Mundial (NOM). En plata, no hay líderes. Eulogio López eulogio@hispanidad.com