• La razón no se conforma con la duda, exige certezas, convicciones.
  • Todo empezó con el modernismo, la madre de todas las herejías… sin apariencia de herejía.
  • Sobre todo, la herejía final aunque ya fuera condenada por Pío X.
  • Nuestros progres, para entendernos.
  • Fue entonces cuando cambiamos la filosofía por la sociología… y cuando comenzó el desastre.
El asunto modernista, verdaderamente letal, comenzó en el siglo XVIII con la cosa ilustrada, alcanzó su cénit, o cayó al pozo, en el XIX y para el XX ya había tomado cuerpo… y fue condenado por San Pío X (en la imagen). Entonces, fue cuando cambiamos la filosofía por la sociología y, para ser más exactos, la filosofía de la historia por la sociología de la cultura. Dejamos de preguntarnos por lo que estaba bien y lo que estaba mal -piedra angular del pensamiento- para intentar describir los ciclos del hombre, que suelen resultar bastante aburridos. Dejamos de preguntarnos por el porqué de las cosas para pasarnos a la estadística, que supuestamente, sólo supuestamente, explica cómo son las cosas y no cómo deberían ser. Al final, el modernismo está condenado al vértigo, que es la característica principal del periodo actual. La ausencia de certezas pone al ser humano, nacido racional, en el disparadero. Porque la razón no se conforma con la duda, exige certezas, convicciones. Y si no entendemos esto, tampoco entenderemos nada de lo que está pasando a nuestro alrededor. Eulogio López eulogio@hispanidad.com