• Al parecer, el ejército de abogados del Estado no ha sido capaz de encontrar una grieta delictiva donde meter cuchara… durante dos años.
  • UPD lo ha encontrado en 24 horas: ha pedido cuatro años de cárcel para Carme Forcadell por delito de sedición.
  • Nunca he visto a gente tan sensata correr tan deprisa hacia ninguna parte, como en la Cataluña actual.
Va para dos años que el señor Artur Mas se volvió independentista catalán. Desde entonces, su mariachi no ha dejado de dar la palmada. Y en el entretanto, el Gobierno de Mariano Rajoy ha estado 'al tanto', como el viejo chiste, que no les cuento para no parecerme a Javier Mascherano. En resumen, que no ha movido un dedo nada aunque continúa 'al tanto' y está dispuesto a movilizar todos los mecanismos del Estado de Derecho. Sólo que una cosa es estar dispuesto a algo y otra hacer algo. Es más, cuando la majadera de Carme Forcadell (en la imagen) -otra de las lunáticas que aletean últimamente por la espléndida ciudad de Barcelona- proclama la República catalana, en el área de influencia del Gobierno vuelven a recordar que están 'al tanto' y que una cosa es la prudencia y otra la inacción. Di que sí: 'al tanto'. Mientras, los independentistas envalentonados por el silencio del Gobierno. La UPD, partido marginal y sin aparato del gobierno que la respalde, ha tardado 24 horas en presentar una querella contra Forcadell y sus boys por delito de sedición. Es decir, que la cohorte de abogados del Estado ha sido incapaz de encontrar una grieta jurídica en toda la desfachatez nacionalista pero, al parecer, los cuatro gatos de UPD lo han descubierto de inmediato: delito de sedición por el que piden 4 años de cárcel para Forcadell. Y no es mala grieta la encontrada por Rosa Díez. Vamos al diccionario de la Real Academia. Dos acepciones:
  1. Alzamiento colectivo y violento contra la autoridad, el orden público o la disciplina militar, sin llegar a la gravedad de la rebelión.
  2. Sublevación de las pasiones.
Está claro que el soberanismo catalán protagoniza un levantamiento colectivo contra la autoridad. Está claro que si algo se ha sublevado en Cataluña son las pasiones. Nunca he visto a gente tan sensata correr deprisa hacia ninguna parte como en la Cataluña actual. En otras palabras, lo que está ocurriendo en Cataluña no habría ocurrido si hace dos años se hubiera llegado a un acuerdo económico entre Madrid y Barcelona. Pero ahora, con los políticos catalanes, está presa de su narcisismo crónico. Y con el viento del que azota Cataluña la negociación ya no es posible. Ni tan siquiera el palo y la zanahoria: sólo el palo. Tristísimo pero me temo que inevitable. Pero tranquilos. Rajoy está 'al tanto'. Eulogio López eulogio@hispanidad.com