- Y tampoco sirven las chorradas de Pedro Sánchez, una nueva Constitución.
- Eso no sirve ni para Puigdemont.
- A los catalanes, como al resto de España, hay que ofrecerles un ideal común.
- Y un ideal nunca es económico ni étnico, siempre es religioso. En el presente caso, cristiano.
- No habrá independencia de Cataluña pero sí puede haber frustración en Cataluña y enfrentamiento civil en España.
Demasiados
correos sobre mi Enorme Minucia del lunes, acerca de la similitud entre Cataluña frente a España e Irlanda frente a Inglaterra. Sí, sé que una cosa es la independencia de una colonia y otra la separación de lo que siempre ha estado unido, pero la plática no sirve para el acuerdo político.
Decía el inglés
Chesterton que Irlanda representaba mejor que Inglaterra el amor por la propiedad privada pequeña, base de la libertad y de la dignidad del ciudadano. En Cataluña, la tendencia a esa
propiedad privada pequeña -que sólo los necios confunden con el egoísmo- es aún más acusada que en España. Ese será un buen lazo de unión. Pero hay otros lazos más consistentes.
Y así, tras las últimas chorradas de
Puigdemont y Junqueras y de las miembras de la
CUP, con barba o con melena, la vicepresidenta primera del Gobierno,
Soraya Sáenz de Santamaría, se planta en jarras y dice que
no habrá referéndum. Me parece muy bien, señora, pero eso no basta. Si no va a haber independencia catalana, tampoco referéndum, pero eso no quita que a los catalanes habrá que ofrecerles algo para que no se sientan, excluidos.
¿Y qué se les puede ofrecer? Aquí vuelve
a Chesterton y a su obra
Impresiones irlandesas, recientemente
editada en España. Cuenta don Gilberto que algunos partidos irlandeses, por ejemplo, el
Sinn Fein, se negaron a ayudar a Reino Unido durante la I Guerra Mundial contra el
salvajismo alemán. Y eso fue su error: "si los irlandeses fuesen salvajes oprimidos por el Imperio británico,
podrían ser indiferentes al destino del Imperio británico, pero como eran hombres civilizados, no podían ser indiferentes al destino de la civilización".
Cataluña forma parte de España y España de la civilización occidental. Los
independentistas se han aliado con cualquiera que odie a España, civilizado o no. Hablo de la Yihad, pero también de la CUP. Y en cualquier caso, a los catalanes hay que animarles a sentirse, porque lo son, parte de ese Occidente, que da lo mejor de sí mismo cuando se olvida de sí mismo.
En cualquier caso, los ideales que merecen la pena nunca son ni autonómicos, de poder, ni económicos, ni mucho menos étnicos: son religiosos, culturales (cultural o cultual es lo mismo).
Ahora bien, una España encerrada en sí misma, pendiente de su
cuenta de resultados, nunca va a entusiasmar a ninguna de sus regiones. Una España recristianizada, vuelta hacia fuera, sí.
Lo que está claro es cuando
la tontuna separatista se agote -se agotará pronto- a los catalanes hay que ofrecerles algo más que una buena gestión de los fondos públicos. Y mucho me temo que dos personalidades tan superficiales como
Mariano Rajoy y
Soraya Sáenz de Santamaría no pueden ofrecérselo… porque nadie da lo que no tiene.
Naturalmente, tampoco sirven las chorradas de
Pedro Sánchez, como una nueva Constitución. Eso no sirve ni para
Puigdemont.
A los catalanes, como al resto de España,
hay que ofrecerles un ideal común. Y un ideal común, repito,
no puede ser ni económico ni étnico, siempre es religioso, algo por lo que se puede entregar la vida. En el presente caso, cristianismo, porque
fueron los valores cristianos los que forjaron Cataluña y España.
No habrá independencia de Cataluña pero sí puede haber frustración en Cataluña y enfrentamiento civil en España.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com