- El secuestro del Papa Francisco continúa.
- A Juan Pablo II y a Benedicto XVI el NOM les insultaban, pero no manipulaban sus palabras… como hacen con Francisco.
Hasta tres periodistas me lo comentaron y los tres en la misma mañana y en el mismo tono. Resulta que el abajo firmante es, en el curioso colectivo de los periodistas económicos el católico oficial. Les advierto que no me agrada la denominación por muchas razones pero el caso es que es así.
"¡Qué encíclica más revolucionaria!", asegura un veterano de la información económica. "¡
Me gusta este papa porque es capaz de enfrentarse a los grandes poderes políticos económicos!", ratifica otro veterano más vehemente.
"¡Hay un antes y un después de esto!", me espeta, entusiasmado, un tercero, más joven.
Mi respuesta a los tres fue la misma: Pero, ¿la has leído?. Hombre, no la ha leído entera pero… Pues léasela entera, buen hombre, que tampoco es tan larga.
No se la habían leído, sólo los titulares de algunas crónicas apresuradas, realizadas por periodistas… que tampoco se la habían leído. Sin embargo, era formidable.
Por cierto, ¿enfrentarse a los grandes poderes por el cambio climático? Hombre no, el NOM, es decir, los grandes poderes políticos y económicos, son entusiastas luchadores contra el cambio el cambio climático y el calentamiento global. No dejan de hablar de ello.
Vamos a ver:
decíamos ayer que el problema de la encíclica del Papa Francisco estriba en dar por buenos algunos tópicos científicos que no son, se lo aseguro, postulados, como el del calentamiento global y su culpable, que es el hombre, naturalmente. Y el segundo peligro, claro está, el más grave, es que sea interpretada -y es como se está interpretando, en clave panteísta. Y el ecologismo panteísta, se lo aseguro, es muy peligroso.
Entendámonos: el Papa Francisco, al que el Nuevo Orden Mundial y la atmósfera imperante, pretenden secuestrar, no cae en el panteísmo, pero si se resaltan unos puntos y se oscurecen otros, puede pasar por panteísmo, por ecologismo y por lo que ustedes desean.
Insisto en que esto no ocurría con Juan Pablo II y con Benedicto XVI: se les insultaba pero no se manipulaban sus palabras.
El problema de Francisco es que todo el mundo quiere contarle en su equipo, naturalmente para que obedezca al entrenador, pero nadie le quiere como presidente o entrenador que mande. Y claro, resulta que Francisco es el docente y el resto los discentes. Por eso, toda la progresía se apresura a aplaudir la encíclica… sin haberla leído.
Y el problema es que al propio Francisco le queda poco tiempo
para evitar ser manipulado, para ser él mismo. Uno no es culpable de que otros le manipulen, ciertamente, pero hay un momento en que tienes que cortar por lo sano con quien intenta… manipularte.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com