Sr. Director:
El silencio sobre los fallecidos en residencias de ancianos es atronador, insultante. Así como suena: no hay cifras “oficiales”. Increíble, pero cierto. Se puede llegar a la conclusión de que si no hay datos oficiales es porque la realidad no interesa darla a conocer.
No es que este Gobierno nos ofrezca precisamente fiabilidad con sus datos oficiales, sobre todo desde que apareció la pandemia, pero el hecho es que ni da datos. Los que tenemos, aproximados, los facilitan los centros territoriales de TVE, en contacto con las consejerías de Sanidad de las comunidades autónomas.
Pablo Iglesias, vicepresidente del Gobierno de Derechos Sociales, está muy callado respecto a los fallecimientos de ancianos en residencias. Hasta mediados de mayo habían fallecido por coronavirus 18.613 ancianos en residencias, públicas y privadas, que supone que dos de cada tres fallecidos –27.778 entonces- por el Covid-19 son ancianos en residencias. Es una tragedia sin ningún tipo de paliativos, que nos tiene a todos los españoles indignados, dolidos. No es para menos.
La excusa de Pablo Iglesias para no dar la cara sobre lo que ha pasado y se está haciendo en las residencias de la tercera edad es muy sencilla: que es competencia de las comunidades autónomas. También la sanidad es competencia de las comunidades autónomas, y al menos da la cara el ministro de Sanidad, Salvador Illa. Cuando una tragedia abarca a toda España, el ministro correspondiente tiene que dar la cara ¿o no Sr. Iglesias?