Sr. Director:
En la diferencia conceptual entre la autodeterminación del género y la autodeterminación del sexo, es donde la vicepresidenta Carmen Calvo ha hecho una crítica certera: no puede bastar solo la voluntad o el deseo para generar un derecho subjetivo, sobre todo cuando se trata de una cuestión de identidad. Las feministas más clásicas denuncian, con razón, que esta autodeterminación del género o del sexo por la voluntad, supone destruir toda su lucha en favor de la mujer. Porque si el género o el sexo dependen de la voluntad, en realidad ya no hay mujeres. La mujer, para la ideología que subyace al proyecto de Montero, es algo molesto, porque decir que hay mujeres y que todavía queda mucho para conseguir su igualdad real con los hombres supone afirmar que la identidad sexual es algo objetivo.