Sr. Director:

Es divertida la aseveración de que hay que cumplir la Constitución “de pe a pa”. Es de suponer que Sánchez se refería al vapuleo que sufre al ir de Pedro a Pablo y de Pablo a Pedro gracias, precisamente, a la indigencia parlamentaria de Sánchez que le obliga a ceder, que no a pactar, a todas las exigencias de quienes le mantienen en La Moncloa.

No es que a Sánchez puedan reconocérsele demasiados méritos como gobernante, pero hay que admitir su facilidad para el engaño que practica con proverbial desfachatez, sin que se le mueva un músculo.

Es meritorio estar continuamente en la tensión del que oculta, disimula, aparenta y disfraza y falsea la realidad sobre lo que hace y la realidad sobre lo que dice, para acabar en la mentira más burda. Y mérito mayor cuando uno es consciente, y Sánchez lo es, de haber perdido la credibilidad -si es que alguna vez la tuvo- y de ser un dirigente político que no puede estar entre la gente sin ser abucheado, insultado y sin que se pida su dimisión.

Porque esos exigentes y hasta chantajistas, lo que quieren y lo que reclaman es el desmantelamiento, “de pe a pa”, de esa Constitución, empezando por la actual forma de Estado y acabando por la unidad de la Nación española.