Sr. Director: 

Corría el año 2007 en Argentina, cuando el precio del kilogramo de tomate pasó de valer 5 pesos argentinos a 18 pesos en el transcurso de una semana. La sociedad montó en cólera, furibunda por semejante incremento y los boicots no tardaron en llegar. Los consumidores hicieron caer la demanda de tomate un 30-40 por ciento, logrando que el precio del mismo se situara finalmente en unos 8 pesos. Así, los argentinos aplaudieron por su éxito rotundo en frenar un aumento del precio de esa verdura, que "solo" había aumentado un 60 porciento.

Pongo este ejemplo de victoria ficticia y pírrica (sino una engañifa de manual por parte de los productores/comerciantes del tomate en Argentina) para ilustrar al lector lo que pasa en la puja entre Merkel y la dupla Sanchez-Iglesias. Si a Ud. le amenazaran con una escopeta en la frente y le pidieran la billetera, probablemente le parecería mejor que le amenazaran de romperle la pierna con una vara de hierro. Incluso podría llegar a caerle simpático el criminal que viene a destrozarle la rodilla, al menos no viene con una escopeta. Creo que esta analogía refleja lo que yo creo que la UE hace con España en este momento.

Creer que la UE no es de izquierda (o no se dirige hacia un totalitarismo de izquierda) porque se opone a la vicepresencia de Pablo Iglesias de manera vehemente es pecar de ingenuo. Lo que puede estar ocurriendo es que la clase gobernante (y con "gobernante" no me refiero precisamente a los funcionarios elegidos mediante el voto) no desea que se note demasiado lo que se traen entre manos. Vea Ud., el problema con Iglesias no es que es comunista, sino que es un comunista que da mala imagen. Quien ve a Iglesias ve a Venezuela, y el comunismo europeo necesita ser un comunismo de camisa planchada y mejillas bien afeitadas (parafraseando a CS Lewis en sus Cartas del Diablo...).

Citemos al gran Profesor J. Paredes en su entrevista con el Padre Olivera Ravassi cuando recuerda a la audiencia que la Dra. Merkel era socialista en los tiempos previos a la caída del muro de Berlín. Es razonable preguntarse si la Dra. Merkel cambió de orientación ideológica por convicción o por oportunismo. Y en función de eso, cabe preguntarse si la Dra. Merkel se opone al avance de la izquierda en España, o si solo desea hacer que el mismo pase más desapercibido. Hay que observar todo con prudencia y rezar el rosario tantas veces al día como se pueda, no vaya a ser que por terminar corriendo a un trotskista trasnochado como Iglesias, a España le cuelen un Estado policial sacado de una novela de Orwell mezclado con el más feroz anticlericalismo inspirado en el régimen chino actual. La solución a esto es una sola: la consagración de Rusia al Inmaculado Corazón de María por parte del Papa y los Obispos. Todo lo demás serán paños fríos, para España, Europa, y el resto del mundo.