Sr. Director:
“Nunca ha sido fácil para un cristiano ir contra corriente; ya sabemos que los criterios del mundo no coinciden con la doctrina cristiana, basada en el Amor a Dios y a los hombres y estar siempre como servidores, pero en los tiempos actuales hay que ser un verdadero héroe para eso. Si comparo mis años de niñez y juventud con la situación actual, todo está al revés, fuera de su sitio; la familia destrozada, la juventud adoctrinada en el placer, sexo, alcohol, droga. La economía en ruina, cada vez hay más ricos y a la vez, por tanto, más pobres, ni tan siquiera la Iglesia Católica está bien, en muchos lugares desacralizada y sin vocaciones sacerdotales, no podía ser de otra manera, pues en muchos lugares está mundanizada, ha perdido la luz y la sal. Las consecuencias son evidentes, en una sociedad sin valores morales ni espirituales, solo puede terminar derrumbada. Donde se conserva el verdadero cristianismo, es en esos países donde los cristianos están siendo mártires por no renunciar a la fe. Ante esta situación caótica ¿Qué tiene que hacer el católico? ¿callarse y plegarse a los criterios imperantes? ¿Renunciar a su dignidad y hacerse esclavo del sistema? Nada de eso, tiene que ser coherente, tiene la fuerza de Dios con el, su fe vence al mundo. Ya lo dijo San Pablo hace dos mil años: "predica la Palabra de Dios a tiempo y a destiempo". Prefiero que me ignoren, que me insulten, que me desprecien, antes que callarme. Cristo, el único Salvador del hombre dijo: Si no habláis vosotros hablarán las piedras”.