Sr. Director:

Como parece que no lo entendemos, habrá que apoyase en sucesos acaecidos que previamente fueron anunciados. En Fátima la Santísima Virgen pidió la conversión del mundo, que dejaran de ofender a Dios, estaban al final de la Primera Guerra Mundial, y dijo que si no se cumplía su mandato, vendría un castigo peor. Y ¿Qué ocurrió? Pues nada más que la terrorífica Segunda Guerra Mundial. Así de escueto pero cierto. La sociedad actual está sumergida en una inmoralidad mucho más grave, se parece a un buque que se encuentra en altamar; se desencadena un furioso temporal y la nave parece un corcho flotando en el agua violentamente sacudido por las olas. La nave busca desesperadamente el faro en la costa que anuncia donde está el puerto para su salvación, pero ¡El faro está apagado!

Se masca la tragedia, al buque le pasará como al Titanic, aquel buque que no lo hundía ni Dios, y en el primer viaje que hizo se hundió, solamente un resto se salvo. Así estamos ahora, la Iglesia Católica que era el faro de salvación, la luz y la sal de la tierra, se ha apagado, solamente queda un resto que se salvará por que ha permanecido fiel; el resto, como en el Titanic, perecerá. ¿Una fábula? ¿Un catastrofista? No creo que desde que vino Cristo al mundo haya estado la sociedad ni la Iglesia  en un estado igual. ¿Cuál es la causa? Pues que se ha perdido la fe, por que no se puede servir a dos señores. Cuando vuelva el Hijo del Hombre ¿Encontrará fe en la tierra?