Sr. Director: El chavismo se sabe acorralado. Lo está electoralmente y su credibilidad social, inclusive entre los suyos, cada vez es menor. Le queda el recurso al tumulto y a la agitación callejera. La revolución, que ha pretendido vender edulcorada, se ha vuelto a quitar la careta. Lo mejor es que el mundo entero lo ha visto de nuevo. Lo peor es el tiempo que Venezuela y los venezolanos tengan que seguir sufriendo, con el país hundido en la miseria económica y con muchas de las libertades fundamentales de los ciudadanos gravemente socavadas. Domingo Madrid