Sr. Director:
Parte del odio que muchos destilan a través de las consignas extemporáneas que jalean en sus manifestaciones y revueltas, sea cual fuere el motivo que los reúne, sólo se entiende por el tenaz adoctrinamiento recibido durante años en una historieta falsa, maniquea y sumamente eficaz. Urdida desde la izquierda y asimilada por casi todos, explica que la democracia española sería el resultado de un largo combate por la libertad protagonizado por una heroica izquierda progresista, obligada a ceder en puntos esenciales durante la Transición, que ahora habría que recuperar. Cuando lo cierto es que, salvo contadísimas excepciones, quienes realmente se enfrentaron al franquismo fueron en su gran mayoría comunistas, que perseguían imponernos uno de sus liberticidas «paraísos» de miseria moral y material. Y que la generalidad de quienes -tras la muerte de Franco, les faltó tiempo para proclamarse antifranquistas- no sólo vivieron cómodamente en aquella España, sino que pertenecían a familias que gozaban de posiciones bastante privilegiadas respecto al resto. Pero tras décadas de aleccionamiento en tan fantástica épica, la ensoñación antifranquista ha ido generando una caterva de ilusos que se creen héroes y se lanzan a encender las calles con temeraria frivolidad. Quien siembra vientos...