Sr. Director:
Que existan malnacidos que lleguen a odiar a su patria y maquinen contra ella y contra sus compatriotas, no supone ninguna novedad en la historia de las naciones, sino una desgracia sobradamente conocida, al menos en España. Lo que sí es novedoso, es que los llamados a constituir el Gobierno de una nación busquen sus apoyos y alianzas entre quienes tienen demostradas intenciones de acabar con ella directa o indirectamente. Atribuyen a Bismarck la frase de que España es sin duda la nación más fuerte del mundo, porque siempre ha intentado autodestruirse y nunca lo ha conseguido... Pero esto no puede tranquilizarnos, sino todo lo contrario; pues siempre que hemos superado una grave amenaza, nos ha supuesto el pago de un elevado precio. Y mientras todo esto sucede, celebramos un nuevo cumpleaños de la Constitución, amenazada en algunos de sus fundamentos por los socios del futuro Gobierno, bajo la «inocente» aspiración de una «necesaria» reforma que la haga más «inclusiva, comprensiva y abierta». Una burda maniobra de los mismos privilegiados que tan lastimosamente se quejan de que España les roba, y que sólo buscan robarnos una parte de España al resto de españoles. No es tan difícil verlo.